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Reportaje:

La odisea de ser inmigrante en un colegio privado

Los centros carecen de personal de apoyo para extranjeros y discapacitados

Sonia Vizoso

Analfabeto a sus 12 años, sin articular palabra en gallego o castellano, hiperactivo o con una grave sordera. Los colegios privados financiados con fondos públicos desmienten su afán elitista y aseguran que en sus aulas estudian niños de todo tipo a los que no pueden atender como se merecen. "No tenemos ningún tipo de ayudas", se queja José Manuel Álvarez, representante de varios de estos centros concertados, "nosotros lo que pedimos es lo mismo que se da a los públicos". La Consellería de Educación concederá este curso un máximo de 10.000 euros a las escuelas con alumnos discapacitados. "Eso no va a resolver nada. Como mucho dará para obras muy pequeñas, para alguna rampa", resume Álvarez.

Como antídoto contra los guetos, la Ley Orgánica de Educación que aprobó el Gobierno de Zapatero obliga a los colegios concertados a escolarizar un mínimo de alumnos que necesitan una atención especial, pero los inmigrantes o discapacitados que eligen estos centros no recibe el mismo trato que aquéllos que optan por la enseñanza pública. Para empezar, en los privados subvencionados han de pagar el transporte y el comedor les sale bastante más caro. En su día a día deberán sobrevivir sin profesores de apoyo y depender del voluntarismo de sus docentes y la solidaridad de sus compañeros. Cuando las asociaciones de padres se quejan, la respuesta que reciben de la Administración no les ayuda mucho. "En la Inspección nos dicen que enviemos a esos niños a un centro público porque en los concertados no van a tener atención", afirman desde la Congapa, la confederación que agrupa a estos padres.

Para reducir las barreras con las que chocan los niños discapacitados en estos centros, Educación entregará este curso a las entidades que los gestionan 300.000 euros. A una porción de este dinero podrá optar cualquiera de los 250 colegios concertados que funcionan en Galicia, siempre y cuando conste en su matrícula algún menor con trastornos de conducta o minusválido. Con un máximo de 10.000 euros, la consellería pretende que los centros financien obras, cuidadores, logopedas, pedagogos... Las escuelas privadas no podrán, sin embargo, destinar estas subvenciones a mejorar la escolarización de chavales inmigrantes o con dificultades de aprendizaje.

El subdirector general de Centros, Carlos Encisa de Sá, defiende que los colegios concertados deben atender a los niños extranjeros y con problemas de integración con el personal que les concede la consellería en virtud del concierto. En este punto también salen perdiendo. Para el mismo número de alumnos, Educación financia una media de 5 profesores más en la enseñanza pública que en la privada.

La Grande Obra de Atocha de A Coruña es el centro concertado con más inmigrantes de Galicia: 163 de sus 1.220 alumnos. "Vienen desubicados y necesitaríamos mucho más personal para atenderlos bien. El profesorado trabaja mucho, se vuelca, pero no es suficiente", explican desde la dirección del colegio. Mientras, el departamento de Laura Sánchez Piñón no aclara si tomará medidas para mejorar la atención que reciben los inmigrantes en los centros concertados. "No tengo una bola de cristal", responde Encisa de Sá.

Alumnas del colegio Grande Obra de Atocha de A Coruña, el centro concertado que escolariza más inmigrantes en Galicia.
Alumnas del colegio Grande Obra de Atocha de A Coruña, el centro concertado que escolariza más inmigrantes en Galicia.GABRIEL TIZÓN
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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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