El Madrid gana de tacón
Un demoledor 'hat trick' de Van der Vaart hunde la moral del Sporting, que se abandona a la goleada
Puesto a resolver el entuerto político, el entrenador del Madrid, Bernd Schuster, tomó las decisiones adecuadas. Schuster sabía dos cosas. Primero, que no podía dejar fuera a Raúl por razones de realpolitik. Segundo, que no podía permitirse jugar con tres delanteros, como hizo en Santander, porque así perdería volumen de juego. Optó por sentar a Van Nistelrooy y dejar a Raúl arriba, apoyado por un activo grupito de jugadores tan heterogéneos como goleadores. El resultado fue explosivo. El Sporting se llevó siete goles y un problema más psicológico que táctico: ya suma 13 en las dos últimas jornadas.
La gran mayoría de los equipos que pasan por el Bernabéu intentan llevar la iniciativa. Por algún motivo, la primera impresión que se llevan de Chamartín les resulta estimulante. Los jóvenes modernos no descubren el estadio cuando lo pisan sino que vienen de verlo en la tele tantas veces que les resulta hasta familiar. El miedo escénico parece historia. Lejos de achicarse, los nuevos visitantes se estiran. Tocan, atacan, acumulan jugadores en el área de influencia de la defensa local, y, por momentos, dominan la situación. Eso hizo el Sporting durante el primer cuarto de hora. Camacho ordenó la presión y empezó a robar, Míchel se incorporó al remate con llegadas que sacaron de quicio a los centrales, y Maldonado apuntó a los espacios para buscar los centros de Pedro. El Madrid se desconcertó. Pepe empezó a gritar pidiendo un repliegue y Schuster experimentó algo parecido a un ataque de nervios. Preocupado ante lo que veía, el entrenador alemán saltó al área técnica, empezó a vocear órdenes a sus jugadores y, poco a poco, empezó a invadir el campo. El cuerpo le pedía marcha. El cuarto árbitro le ordenó que se calmase.
REAL MADRID 7 - SPORTING 1
Real Madrid: Casillas; Torres, Pepe, Cannavaro, Marcelo; Van der Vaart, Diarra (Javi García, m. 53), De la Red; Robben (Drenthe, m. 67), Raúl e Higuaín (Saviola, m. 62). No utilizados: Dudek; Salgado, Heinze y Van Nistelrooy.
Sporting: Sergio Sánchez; Cámara (Neru, m. 46), Colin, Iván Hernández, Canella; Míchel, Camacho; Pedro (Morán, m. 57), Kike Mateo, Maldonado (Castro, m. 46); y Barral. No utilizados: Cuéllar; Andreu, Lucas y Bilic.
Goles: 1-0. M. 18. Van der Vaart. 2-0. M. 33. Van der Vaart. 3-0. M. 36. Higuaín. 4-0. M. 47. Van der Vaart. 5-0. M. 51. Robben. 5-1. M. 53. Kike Mateo. 6-1. M. 58. Raúl. 7-1. M. 64. Raúl.
Árbitro: Rodríguez Santiago. Sin amonestados.
Unos 65.000 espectadores en el Bernabéu.
Aunque Schuster no le considera un medio, De la Red, sea lo que sea, es un peligro
El Bernabéu celebró la recuperación de Raúl para la causa del gol
Schuster estaba a punto de serenarse de repente. Un detalle cambió el panorama por completo. En el minuto 16, Marcelo asestó una dura patada a Cámara cuando sacaba el balón desde atrás. El lateral del Sporting se retiró a la banda con el tobillo maltrecho y con la bota en la mano. Mientras su rival estaba con diez hombres, el Madrid puso en marcha la maquinaria. Fue una jugada relámpago. Diarra metió un pase vertical, De la Red picó la pelota para Raúl, que recibió en la media luna del área y prolongó con la cabeza para la llegada de Van der Vaart. El holandés tiró la diagonal desde la izquierda, por el pasillo que Cámara había dejado vacío. Enganchó un zurdazo y adelantó a su equipo cuando peor pinta tenían las cosas.
Hay jugadores que no parecen lo que son. Hay otros que se fabrican una reputación que, sobre el terreno, no coincide con la práctica. Van der Vaart jugaba de media punta en el Ajax y en su selección. Incluso lo pusieron de medio centro alguna vez, con consecuencias lamentables. Ayer, el chico se reencontró con sus orígenes de nueve. Así empezó a jugar cuando era un alevín y así se destapó ante Sergio.
Cada movimiento de Van der Vaart tuvo intención y efecto. Su primera parte fue un aluvión. Si hay algo que caracteriza al Madrid de esta temporada es la movilidad de sus jugadores en los tres cuartos de campo. Higuaín, Van der Vaart, Robben y De la Red, forman un cuarteto de recorrido impredecible, veloz, punzante. El primer gol los activó. Cuando empezaron a jugar, el Sporting se echó atrás. Cuando el Sporting retrasó sus líneas quedó expuesto. La consecuencia fue un gol demoledor. La clase de gol que, sin reventar la red, hunde la moral del que lo recibe. Un taconazo.
De la Red es un medio centro con llegada y pegada. Tal vez por eso Schuster no lo considera un medio centro y lo pone por delante de Diarra, por detrás de los delanteros. Sea lo que sea, De la Red es un peligro para la defensa contraria. En la jugada del segundo gol se intercambió la posición con Higuaín y apareció en la línea de fondo. Su centro atrás fue de aquellos que siembran el pánico en el área contraria. Pero Van der Vaart lo recibió mal colocado. El holandés estaba de espaldas a la portería, con Sergio en la nuca y Hernández por delante. Sin embargo, se las ingenió para reaccionar con el único gesto que podía aplicar: un golpe de tacón. La palanca conectó con la pelota en el momento justo y Sergio reaccionó demasiado tarde. Fue un gol maravilloso que deshizo los empeños del Sporting. Los jugadores del equipo asturiano perdieron ambición y dejaron de atender a las pequeñas cosas que, sumadas, son imprescindibles para competir en el Bernabéu. Lo que siguió fue un fusilamiento. Marcaron, por este orden, Higuaín, Van der Vaart, Robben y Raúl en dos ocasiones.
El Bernabéu celebró. Más que por la goleada, la gente se alegró por la recuperación de Raúl para la causa de la pegada.
Comprueba quiénes son los más populares en la plantilla del Real Madrid (lalistaWIP)
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.