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Socialistas y PP se echan en cara que nunca han creído en la deuda histórica

Lejos de servir para acercar posturas, el fiasco respecto al pago de la deuda histórica -cuya cuantificación ha sido aplazada seis meses ante la falta de acuerdo con el Gobierno- ha resucitado la antigua rivalidad entre PSOE y PP sobre quién cree y ha creído siempre menos en este precepto que recoge el Estatuto de Autonomía. La comparecencia ayer en el Parlamento del consejero de Economía, José Antonio Griñán, que comenzó con un tono de exposición mesurada y minuciosa, se convirtió en una batalla campal entre lo dos partidos, en el que las acusaciones de "desvergüenza" y "cinismo" fueron las más frecuentes.

Griñán quiso ser pedagógico y explicó una vez más el sentido y origen de la deuda histórica, así como el trabajo desarrollado para evaluarla, marcado por el rigor: "No se trata de unas cifras sacadas al azar, la negociación nunca ha sido regateo, cada euro reclamado ha sido razonado". Pese a asumir la parte de responsabilidad que le corresponde, el consejero no evitó la arremetida del popular Antonio Sanz, quien pidió su dimisión y atribuyó a la Junta y el PSOE la voluntad de engañar durante todo el proceso: "Han mentido en todo, incluso en el órdago de última hora".

Sanz se refería a la amenaza expresada por el propio Griñán hace 15 días en esta misma Cámara de rechazar el nuevo modelo de financiación si el Gobierno no cumplía con el Estatuto y ponía un número a la deuda histórica antes del sábado pasado, como establece el Estatuto. Nada dijo de esto el consejero, si bien es verdad que la oposición tampoco insistió.

El momento más peliagudo fue cuando Griñán intercambió imputaciones de "desvergüenza" con el líder del PP, Javier Arenas, quien le increpó desde su escaño y fuera de turno.

Tanto el orador socialista, el vicesecretario del PSOE, Luis Pizarro, como Griñán acusaron a los populares de "cinismo" por negarse a atender a la deuda histórica en la etapa de Aznar. Las mismas acusaciones fueron desvueltas por Sanz, quien recordó el ímpetu reivindicativo de la Junta en esos años, para ahora "no querer molestar" e ir a negociar con la seguridad de perder.

El portavoz de IU, Pedro Vaquero, propuso alcanzar una cifra común entre los tres grupos para reclamar al Gobierno unidos y con más fortaleza.

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