Disección de un 'gallo' lorquiano
Una gran exposición en la Residencia de Estudiantes recupera la historia de la revista literaria de García Lorca
El último huésped registrado en la Residencia de Estudiantes de Madrid es un gallo intelectual y combativo, que desde mañana y hasta el 30 de noviembre ocupará las paredes del Pabellón Transatlántico. Se trata de una exposición que recoge el antes, durante y después de la revista gallo, una aventura efímera, pero ambiciosa emprendida a comienzos de 1928 por Federico García Lorca y un grupo de jóvenes granadinos, que contó con el respaldo de varios creadores de la generación del 27.
El poeta Luis Muñoz (Granada, 1966) ha sido el comisario de la muestra y editor de un catálogo en los que ha entretejido mecanoscritos y manuscritos originales de cartas y textos, fotografías, ilustraciones y cuadros con las vivencias de los protagonistas y el panorama de las publicaciones similares de la época -como Litoral, Carmen o Verso y Prosa-.
Para Muñoz, "la revista gallo fue un ejercicio de cuádruple salto mortal porque quiso ser muchas cosas a la vez. Quiso ser local, de Granada, pero también española y de la generación del 27".
La correspondencia entre Lorca y personajes como Salvador Dalí o Jorge Guillén revela la pasión con la que el poeta granadino abrazaba el proyecto al menos dos años antes de que viera la luz. En marzo de 1926, tras la inauguración del Ateneo de Granada, Lorca le escribía a Guillén: "Quiero hacer un artículo sobre tus versos en una primorosa revista que va a salir en Granada hecha por los niños que llegan con talento. ¡Granada es estupenda! Yo la dirijo desde lejos. Le he puesto este subtítulo: revista de alegría y juego literario".
La revista apareció en marzo de 1928, aunque fechada en febrero. En la sobria portada apenas ponía gallo, revista de Granada, en tipografía de Lorca. Con un gallo dibujado por Dalí como cabecera, el primer artículo era una fábula juguetona de Lorca sobre el nombre de la revista. Y en las páginas siguientes, a petición del poeta granadino, aparecieron textos de José Bergamín, Melchor Fernández Almagro, Joaquín Amigo, Francisco García Lorca, Francisco Cirre y Luis Jiménez, entre otros. También colaboraron miembros del grupo catalán L'Amic de les Arts, como Sebastià Gasch y Lluís Montanyà.
Sin embargo, el interés de Lorca era que la revista fuera una plataforma para los jóvenes creadores y sobre todo que representara la vanguardia cultural de entonces. Así, aparecen en gallo los textos de Manuel López Banús y Enrique Gómez Arboleya, dos de las jóvenes promesas de la literatura en Granada, según el mismo Lorca, y se destaca también el trabajo de los pintores granadinos Manuel Ángeles Ortiz e Ismael G. de la Serna, de la escuela de París.
Entre febrero y abril de 1928 circularon dos jugosos números de gallo. El libro original de cuentas de la librería de don Juan Ramón Jiménez -que forma parte de la exposición- revela que el gran sacerdote de la intelectualidad de la época les seguía la pista. Varias cartas y hasta un telegrama de Dalí en el que suplica que se publique la traducción del 'Manifiesto antiartístico catalán' en gallo, muestran el interés suscitado por un experimento editorial que, sin embargo, se extinguió pronto.
Muñoz, poeta, granadino y peregrino recurrente entre Madrid y Granada -al igual que Lorca en tiempos de gallo- dice que la revista acabó "cuando dejó de ser un juego". Problemas de financiación aparte, gallo le exigía demasiado a Lorca, que por entonces cosechaba éxitos por su Romancero gitano, se empeñaba en estrenar sus obras de teatro y, además, lloraba una pena de amor tras su ruptura con el escultor Emilio Aladrén.
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