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Reportaje:

Grandes eventos para sortear la crisis

El Consell responde a la grave situación económica con el impulso de espectáculos deportivos

La declaración que el Consell remitió ayer a las Cortes como previo del debate de política general convocado hoy anuncia que Francisco Camps "perfilará un modelo de convivencia y prosperidad sólido pero adaptado a los tiempos". La nota oscila entre "actuaciones", "logros" y "retos" y alude veladamente a todas las áreas del gobierno autonómico. Sigue un repaso de la gestión de cada departamento durante el primer año de la legislatura.

- Grandes eventos. Vicente Rambla combina el cargo de consejero con el de vicepresidente primero. Controla el entramado administrativo del gobierno, pero la vertiente más visible de su poder reside en la gestión de los grandes eventos, una apuesta que tiende a multiplicarse. Al éxito de la Copa del América ha seguido la organización de un gran premio de Fórmula 1 en Valencia; la salida de una regata interoceánica desde Alicante; un torneo del Masters de Golf en Castellón o un Gran Prix de Tenis, también en Valencia. El control de la Ràdio Televisió Valenciana y de otros terminales mediáticos es una plataforma única para realzar el carácter espectacular de unos fastos que no siempre son rentables pero sitúan Valencia en el mapa.

- Paro, deuda y... Pavace. Entre agosto de 2007 y agosto de 2008 el paro ha crecido un 20% en España y un 30% en la Comunidad Valenciana, donde el número de demandas de empleo pendientes registradas en las oficinas del Inem roza las 400.000. Entre septiembre de 2007 y junio de 2008, la deuda pública de la Generalitat ha crecido un 8% y ya suma 11.961 millones de euros. Las estadísticas no acompañan a Gerardo Camps, vicepresidente segundo del Consell y responsable de Economía, Hacienda y Empleo. Sin embargo, acaba de renovar el Pacto Valenciano por el Crecimiento y el Empleo en un acuerdo que implica a patronal y sindicatos para cinco años y que incluye compromisos de calado como la escolarización pública de 0 a 3 años.

- Dependencia. La aplicación de la ley de dependencia atraviesa el primer año de gestión de Juan Cotino, vicepresidente tercero y consejero de Bienestar Social. Una red privada estima la situación de los posibles beneficiarios de la ley y ha retrasado el acceso a las ayudas públicas a miles de ciudadanos. Una reciente comunicación sin contenido real y dirigida de forma indiscriminada a 19.000 posibles beneficiarios de la ley de dependencia ha levantado ampollas.

- Recortes de inversión. Mario Flores, consejero de Infraestructuras y Transporte, se estrenó con un descenso en la capacidad de inversión de su departamento. Las obras de la carretera CV-35, paralizadas durante meses desde que ocupó el cargo, han tenido más eco que sus aspiraciones por gestionar los aeropuertos. Y se financiarán con un sistema de peaje en la sombra.

- 'Citizenship'. La peculiar oposición del Consell a la asignatura de Educación para la Ciudadanía ha devenido en esperpento. Alejandro Font de Mora, responsable del área, destina profesores de inglés de primaria a secundaria para dar cuerpo a la ocurrencia de enseñar la asignatura en inglés. El nivel de inglés que requiere la enseñanza de citizenship supera el que se exige en selectividad, un absurdo que consume demasiadas energías cuando la tasa de fracaso escolar ha pasado del 25,3% en 2000 al 39,7% en 2006.

- Continuismo. Manuel Cervera sigue la senda que trazó Vicente Rambla en la Consejería de Sanidad durante la pasada legislatura. La construcción del Hospital de la Fe, la apuesta por las concesiones privadas en los hospitales comarcales y, esta semana, la adjudicación del servicio de diagnóstico por resonancia magnética por 497 millones de euros durante los próximos diez años han ocupado el tiempo de un técnico que apenas se ha agitado por un reciente brote de legionela en Carcaixent.

- ¿Qué crisis? Los planes de competitividad para cada uno de los sectores industriales que diseñó Justo Nieto durante la pasada legislatura nunca se han aplicado. Belén Juste, consejera de Industria, no ha ofrecido alternativas.

- Volver a empezar. La crisis del sector citrícola parece haber remitido, pero gracias al mercado. Maritina Hernández, consejera de Agricultura y Pesca, ha diseñado un equipo de confianza y se ha mostrado algo errática en su primer año de ejercicio. Los planes que impulsó Cotino en la pasada legislatura se enfriaron primero y ahora parecen volver a empezar.

- Pacto urbanístico. José Ramón García Antón, consejero de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda es el actual depositario de la consigna Camps por excelencia: "Agua para todos". Más allá de la demagogia, su primera misión es alcanzar un pacto urbanístico con los socialistas que se ajuste a las exigencias de Bruselas. La crisis del sector de la construcción puede propiciar ese entendimiento.

- La novedad. Paula Sánchez de León se sentará hoy por primera vez en el banco azul de las Cortes como consejera de Justicia y Administración Pública. Fernando de Rosa, su predecesor, apostó por modernizar los juzgados. La tasa de temporalidad entre los empleados públicos o el exceso de plazas cubiertas a través de figuras como la comisión de servicios o el procedimiento de urgencia, a dedo, son vicios que arrastra el área de Función Pública.

- 'Bous al carrer'. La prevención de emergencias apenas permite lucirse a Serafín Castellano, consejero de Gobernación, que ha ganado protagonismo al intentar regular los festejos de bous al carrer con una propuesta que ha desatado polémica.

- Inmigrantes a examen. El veterano Rafael Blasco es incapaz de pasar desapercibido. Desde la pequeña Consejería de Inmigración y Ciudadanía amenazó con exigir un examen para que los inmigrantes pudieran acreditar su conocimiento de las costumbres locales, una propuesta aireada por Mariano Rajoy en la pasada campaña electoral y que ha caído en el olvido.

Cuando el mal viene de Madrid

Francisco Camps, presidente de la Generalitat, explica a quien le quiera oír que "todo lo que viene de los socialistas es malo". Y si el Gobierno central está en manos de los socialistas, de Madrid vienen todos los males.

La consigna es sencilla. Y a la vista de los resultados, eficaz. Según el guión Camps, el Gobierno socialista cercenó las posibilidades de crecimiento de la Comunidad Valenciana al derogar el trasvase del Ebro; el Gobierno socialista asfixia económicamente a la Generalitat al negarse a reconocer que la población valenciana ha crecido en un millón de habitantes desde hace cinco años; o el Gobierno socialista evita proteger los intereses de la Comunidad Valenciana ante la Comisión Europea en materia de urbanismo.

El modelo se puede aplicar a cualquier cosa. Si la Justicia tiene problemas es porque el Gobierno central se niega a elevar el número de juzgados. Si hacen falta médicos es porque el Gobierno socialista fue incapaz de prever el aumento de población que ha experimentado la Comunidad Valenciana. Y si las finanzas de la Generalitat están hechas unos zorros es porque el Gobierno nos niega el pan y la sal.

No tiene mayor relevancia que el actual sistema de financiación autonómica, inspirado en el modelo Zaplana, fuera aprobado con afán de perpetuidad cuando gobernaba el PP en Madrid. O que las desaladoras que construye el Gobierno puedan aportar tanta agua como el trasvase del Ebro. Madrid es el origen de todos los males, el enemigo común y una excusa perfecta para escurrir el bulto.

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