La reforma territorial belga pende del voto secesionista
Las negociaciones encaminadas a una reforma profunda del Estado belga que incremente la autonomía de las regiones deberían comenzar en la primera quincena de octubre, según la recomendación elevada ayer por el trío de sabios nombrado por el rey Alberto II para buscar una salida al empantanamiento institucional belga. La viabilidad del proyecto se pondrá a prueba este fin de semana, cuando un pequeño partido secesionista, la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), asociado al del primer ministro, decida si participa en la operación.
El monarca encargó en julio a los tres sabios que definieran las condiciones en que flamencos, valones y bruselenses deberían negociar el futuro ordenamiento territorial del país. En el informe elevado ayer al soberano, se propone que las discusiones comiencen antes de la apertura del año parlamentario, el 14 de octubre, entre dos grupos de seis delegados francófonos y seis neerlandófonos.
El plan no fija fecha para la conclusión de las negociaciones y deja en el aire el punto crucial de cómo negociar el futuro de Bruselas y su área circundante. Esa circunscripción -Bruselas-Hal-Vilvoorde, conocida por sus siglas BHV- está geográficamente implantada en territorio flamenco, pero atribuye privilegios lingüísticos a sus habitantes, en su mayoría francófonos, en contra de la norma vigente de que en Flandes sólo se puede emplear oficialmente la lengua neerlandesa.
Caída del Gobiermo
El NV-A había exigido antes del verano que se acabara de inmediato con esas excepciones y la imposibilidad de conseguirlo provocó la caída del primer ministro, Yves Leterme. Reconducida en precario la situación, todos lo partidos estuvieron de acuerdo en mantener la estabilidad gubernamental a cambio de un compromiso de negociaciones "serias y creíbles" sobre el futuro del país.
Es lo que dijeron ayer haber conseguido los tres sabios. Queda por ver si eso es suficiente para el N-VA, que de no participar en las negociaciones podría arrastrar en su rechazo al partido de Leterme, temeroso de aparecer blando en un entorno político que ya piensa en los comicios regionales de junio próximo. Esa cita electoral hace pensar a los analistas que no cabe esperar ningún resultado de las eventuales negociaciones hasta junio de 2010.
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