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Livni gana las primarias del partido en el Gobierno en Israel

Los sondeos dan a la ministra 12 puntos de ventaja sobre Mofaz

Tzipi Livni hizo ayer historia. Se convirtió -tras Golda Meir en 1969- en la segunda mujer en la historia de Israel al frente del partido gobernante. Venció, con el 43% de los votos escrutados, por ocho puntos de ventaja en las elecciones primarias de Kadima, el partido fundado por Ariel Sharon en 2005, y se dispone ahora a pelear por la jefatura del Gobierno, tras la esperada dimisión de Ehud Olmert. Encara una tarea ardua. Aliados y opositores prometen ponérselo muy difícil. No sería de extrañar la convocatoria de elecciones anticipadas.

Aunque se avecina un periodo de incertidumbre, la comunidad internacional -impulsora de las negociaciones entre Israel, por un lado, y el presidente palestino y el régimen sirio, por otro- respira más tranquila. La victoria del contrincante de la ministra de Exteriores, Saúl Mofaz, ministro de Transportes, habría supuesto un enorme traspié, tal vez definitivo, a esos procesos.

Netanyahu rechaza incorporarse al Ejecutivo y pide comicios anticipados
La nueva líder quiere proseguir la negociación con Abbas, a su ritmo
Sólo un 50% de los 74.000 afiliados a Kadima votó en las primarias
"Cree que la apertura a Damasco fue un error", dice un diplomático
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Sólo un 50% de los 74.000 afiliados se acercaron a 114 colegios para elegir al sucesor de Olmert al frente del partido creado por Sharon a su imagen y semejanza. Un partido en el que confluyeron políticos procedentes del laborismo (Simón Peres, entre otros) y del Likud, y que nunca logró despegar sin la figura de Sharon. A media tarde, dada la escasa afluencia, que le perjudicaba, Livni pidió que se prolongara la apertura de las urnas una hora. Le concedieron 30 minutos más.

Perdió el militar, el hombre duro. La persona a la que el programa humorístico de más audiencia en Israel -Eretz Nehederet (Un país maravilloso)- define como el macho-macho. Y fue derrotado, lo que tampoco resulta habitual, pese a haber dedicado en los últimos meses esfuerzos ímprobos para ejercer un control férreo del aparato del partido. Livni recibirá, de confirmarse los resultados provisional difundido por la radio pública, el encargo de formar Gobierno.

La misión es sin embargo complicada dada la fragmentación del vigente Parlamento israelí. La próxima presidenta de Kadima pretende, en principio, mantener la coalición: 29 diputados de su partido, 19 laboristas, 12 ultraortodoxos del partido sefardí Shas, y tres del Partido de los Pensionistas. La mayoría, de tres escaños en una Cámara de 120, es exigua. Y tropieza Livni con un escollo duro de roer.

El Shas exige un incremento sustancial de los subsidios a los hijos de familias numerosas de su comunidad. Livni, de espíritu más liberal, es reacia a transigir. Y ha advertido que no está dispuesta a eternizarse en la negociación y que optará por los comicios anticipados. Se siente fuerte. Porque otra alternativa, que el derechista Likud se sume a la coalición, fue descartada el martes por su presidente, Benjamín Netanyahu, deseoso de concurrir a las urnas: "Formar una alianza con Kadima es como entrar en Lehman Brothers".

La anodina campaña ha sido un ejercicio de contención por parte de ambos contendientes. Los ataques de Mofaz contra la escasa experiencia de Livni en materia de seguridad recibieron la callada por respuesta. Apenas se han pronunciado ambos sobre los asuntos trascendentales para el futuro de Israel. Con Livni, la continuidad en materia de política económica y en los asuntos diplomáticos está garantizada.

Es de sobra conocido que la jefa de la diplomacia desea seguir el proceso de negociación con el presidente palestino, Mahmud Abbas. Aunque a su ritmo. Sin someterse al calendario fijado en Annapolis hace 10 meses, que estableció el compromiso de firmar un acuerdo de paz antes del fin del mandato del presidente de EE UU.

"Estamos lejos del acuerdo con los palestinos. No tiene sentido firmar un documento para contentar a George Bush", asegura una fuente diplomática israelí. Livni no ha precisado la magnitud de las eventuales concesiones territoriales o los barrios de Jerusalén que podría ceder Israel. En una cuestión fundamental sí es tajante Livni: no admitirá el ejercicio del derecho al retorno de los refugiados palestinos.

En cuanto a Siria, las perspectivas son menos halagüeñas todavía. "Livni está convencida de que la apertura a Damasco fue un error. El primer ministro Olmert, desesperado, autorizó los contactos sin demandar nada a cambio. Al menos tenía que haber exigido negociaciones directas", afirma la citada fuente.

Nadie descarta que Livni fracase a la hora de formar Gobierno, para lo que dispone de un plazo de 42 días desde la renuncia del jefe del Ejecutivo. Aun así, la ministra de Exteriores le presiona para que se declare incapacitado temporalmente por las graves acusaciones de corrupción que pesan sobre él y abandone definitivamente.

Olmert, que había anunciado su dimisión tras la celebración de las primarias, remolonea. "Veremos", contestó ayer cuando depositaba su papeleta. Podría permanecer en su cargo, en funciones, durante las negociaciones o hasta la convocatoria electoral, y, sumando plazos legales, aferrarse al sillón hasta marzo.

Tzipi Livni, en el momento de depositar ayer su voto en Tel Aviv.
Tzipi Livni, en el momento de depositar ayer su voto en Tel Aviv.EFE

La corta historia de Kadima

- Febrero de 2001. Ariel Sharon es elegido primer ministro de Israel.

- Noviembre de 2005. Sharon abandona el Likud y forma el partido Kadima.

- Enero de 2006. Sharon sufre una fuerte hemorragia cerebral que lo deja en coma (permanece en estado vegetativo). Ehud Olmert asume como primer ministro

- Marzo de 2006. Kadima gana las elecciones pero necesita formar una coalición con el Partido Laborista, el Shas (Partido Ultraortodoxo Sefardí) y otras fuerzas políticas para gobernar.

- Julio-agosto 2006. Guerra entre Israel y Hezbolá en Líbano.

- Mayo de 2007. Un informe del Parlamento israelí critica a Olmert por la gestión de la guerra contra Hezbolá.

- Julio de 2008. Olmert anuncia su dimisión acosado por los escándalos de corrupción.

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