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Tàrrega mantiene el descaro

Los nuevos formatos dominan la 28ª edición de la feria teatral, que acaba hoy

Laberintos, excursiones, instalaciones, un mitin político en el Teatre Ateneu (a cargo de los actores Àlex Casanovas y Santi Ibáñez) o, incluso, la posibilidad de estar tumbado en una cama durante los 90 minutos que dura un espectáculo (el ritual de Teatro en el aire, impulsado por Lidia Rodríguez, y titulado La cama). Ésas son algunas de las 82 propuestas con las que se están encontrando las, hasta el viernes, 5.000 personas que han adquirido entradas para la 28ª edición de la Fira de Teatre de Tàrrega. Originalidad, pues, es la premisa de esta fiesta escénica, apuesta de su director artístico, Jordi Colominas.

La organización había vendido hasta el viernes 5.000 entradas

Una de las ofertas que ha generado más expectativas y colas ha sido la de los británicos Dot Comedy, compañía de teatro de calle que instaló en el Espai Reguer un laberinto de arbustos de plástico con minotauro incluido. Get lost! es un recorrido tan largo como se quiera por un pequeño universo de personajes raros y simples: un tipo mudo que se lava los dientes; una familia de cuatro personas que hablan un inglés deliberadamente lento; una mujer enredada en unos ovillos de lana en un rincón, el personaje más mitológico de todos... Una experiencia un tanto decepcionante.

Otra en esa línea fue la propuesta de la Reial Companyia de Teatre de Catalunya y su Kurva, espectáculo de Jordi Centellas y Laia Alsina cuya originalidad reside en su puesta en escena: la excursión en autocar hasta el descampado en las afueras de Tàrrega que hace de escenario, porque la acción en sí, una supuesta reflexión sobre la prostitución, es de lo más pobre. A los espectadores se les da una silla plegable para que, en plan voyeur, asistan a lo que quiere ser un rato en la vida de dos putas de carretera: que si ahora pasa un coche y una de ellas sube y el coche se va; que si a la otra no le hace caso nadie; que si la primera vuelve y saca unas toallitas para limpiarse las axilas y lo que sea... No hay más. Más festivo es Le vrai-faux mariage, de los franceses La caravanne passe, un megaconcierto de tres horas que fusiona ritmos cíngaros y rock francés bajo la excusa de la boda entre Sacha, cíngaro, y Mona, judía originaria de Plèchti, pueblecito imaginario en los Balcanes. Junto a estos personajes, van apareciendo otros que conforman la troupe: una joven huerfanita, que destaca como una sensual trapecista; una camarera, que sirve vasitos de vodka... Planteado como la celebración de una boda, el montaje divide al público por sexos, como manda la tradición: hombres y mujeres se ven separados por una cuerda.

La compañía Bàsic y Teatre de Ponent presentaron uno de los montajes más participativos: Las perras. El experimento va sobre el último tabú de la sociedad: el dinero. Los intérpretes, primero, exponen su sentir. Luego, se trata de conocer la relación de los espectadores con tan codiciado artificio. Al son de 'Money, Money', de Cabaret los asistentes se enfundan un peto rojo o azul y se forman dos equipos para una encuesta. Las reacciones ("Me gustaría pegar el braguetazo", "Me prostituiría por 300 euros" o "Me prostituiría por 18.000 euros") dan pie a un juego de azar que combina codicia con competitividad. Los miembros de Bàsic manejan al público como quieren, si bien abusan de su disponibilidad. Pero para este tipo de espectáculos, Tàrrega, que cierra hoy, es una de las mejores plazas.

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