La inspiración de Pekín

Sábado 16 de agosto. Roger Federer camina sobre los grises adoquines del complejo tenístico de los Juegos de Pekín con un grito en los labios. "¡Nada de televisiones!", chilla con el rostro desencajado. Detrás, la cohorte del genio: Pier Paganini, su preparador físico; Severin Luthi, el capitán suizo de la Copa Davis, y Stanislas Wawrinka, su compañero de dobles. El grupo está intranquilo. Federer ha caído en el torneo individual. Ya no es el número uno. No ha ganado ningún grande por primera vez desde 2003... El campeón está en crisis. Sábado 6 de septiembre. Federer llega a la final del Abierto de Estados Unidos. Esta vez acoge a las cámaras como quien se reencuentra con un querido amigo. Sonríe. El campeón ha vuelto. ¿Qué ha pasado en medio?

"El oro olímpico en dobles me inspiró", cuenta Federer; "fueron dos semanas increíbles. Esa medalla me ayudó a dejar Pekín con buen ánimo pese a mi derrota individual y me impulsó a ser más expresivo dentro de la pista. Es un gran cambio".

Rafael Nadal ganó la competición individual y midió ese éxito como uno de sus triunfos más preciados. Las consecuencias, sin embargo, se han observado en la primera parte de su partido contra Andy Murray. "Rafa", cuenta Toni Nadal, su tío y entrenador, "hizo un esfuerzo yendo a los Juegos y después tuvo un bajón anímico. No ha conseguido recuperarse en todos estos partidos. Para jugar a buen nivel, necesita intensidad. Aquí no consigue activar el cuerpo. Es curioso porque yo se lo exijo. Le digo: 'Estás en un torneo del Grand Slam'. Pero el cansancio está ahí. En el primer set contra Murray iba a dos por hora. No me esperaba que se moviera más de lo que lo hizo por cómo le he visto en este torneo".

El nuevo número uno buscó anoche la remontada entrenándose contra Pat Cash y un tenista junior. Dos contra uno. Sonaban en la pista central los riffs de una canción de The Who. Y se interrumpió bruscamente el entrenamiento. Se levantó el público con la mano en el pecho. Vibró el himno estadounidense. Y Nadal se quedó con la raqueta en la mano, pensativo. "Está mejor anímicamente que antes de empezar el partido", resumió su técnico; "es un tema de actitud. Llevamos toda la semana intentando conseguirla y parece que, tras el partido, está mejor. Lleva mucho tiempo jugando al límite".

Al cierre de esta edición, Nadal luchaba por llegar a la final, en la que ya está Federer. Si gana, el suizo será el primer tenista capaz de lograr cinco títulos seguidos en Nueva York desde Bill Tilden en 1924. También conseguiría ser el primero que logra ganar cinco veces seguidas dos grandes (Wimbledon y Nueva York). Y se quedaría a un paso de empatar con Pete Sampras como el tenista con más grandes de siempre (14). Federer, reencontrado en Pekín, espera en la final al rival que ponga a prueba su talento.