Las presiones obligan a Educación a dar marcha atrás sobre la Religión

El Departamento de Educación se mueve en un mar de dudas estos días. A los problemas inherentes al inminente comienzo del curso escolar, en las últimas horas se ha venido a sumar otro que ya se creía olvidado y cerrado: la posible recuperación de la materia alternativa a la Religión. La consejería decidió suprimirla en Bachillerato para el curso que empieza el lunes, y así se comunicó ya en mayo a los centros públicos y concertados por medio de una circular. En ella se anticipaba el contenido del futuro decreto, en el que se recoge una remodelación más amplia del conjunto de la etapa de Bachillerato.

Pero las intensas presiones que el departamento está recibiendo desde distintas instancias de la Iglesia vasca, e incluso, desde el seno del propio Gobierno, le han obligado a replantearse la situación. Todo ello con el agravante de que el curso comienza el lunes y que todos los centros, especialmente los públicos, ya han elaborado sus calendarios teniendo en cuenta la decisión original del departamento: que la asignatura de Religión no tendrá alternativa.

Los centros ya han organizado sus horarios sin tener en cuenta la alternativa

Ello supone que los estudiantes que quieran dar Religión (de oferta obligatoria por parte de todos los centros, pero optativa para los alumnos) tendrán una hora más de clase a la semana en cada uno de los dos cursos de Bachillerato o dos más en primero, según el horario que se fije finalmente. Mientras, los alumnos que no quieran recibirla dispondrán de esas dos horas libres. Por ejemplo, si los institutos ponen la clase de Religión al principio o final de la jornada, los estudiantes que no den la materia podrán salir una hora antes o entrar una después.

La decisión era firme en mayo, pero con el paso de los meses la presión se ha incrementado sobre el consejero, Tontxu Campos, para que dé marcha atrás. La Iglesia vasca, con sus obispos al frente, exigió desde el primer momento que no se suprimiera la asignatura alternativa. En su opinión, si no existe esa materia que obligue a los alumnos a permanecer esas dos horas en un aula, se condena a la Religión a desaparecer, ya que es previsible que los alumnos que la reciben se inclinen por dejarla ante la oportunidad de irse antes.

Campos dejó claro a los obispos que todos los alumnos de Bachillerato que quieran recibir Religión se les va a dar sin problema, pero también entiende que a alumnos de 16 a 18 años no se puede imponer una alternativa, máxime cuando se trata de una etapa postobligatoria. El lehendakari Juan José Ibarretxe ya le ha mandado algún mensaje preguntando por el futuro de la alternativa, según fuentes conocedoras del proceso. Y algún que otro consejero también se ha interesado por la cuestión, haciéndole ver que Euskadi es la única comunidad donde no habrá alternativa. Cuando el departamento decidió suprimirla (en mayo) varias comunidades siguieron sus pasos, pero han ido reculando una tras otra. La última en hacerlo ha sido Asturias, que ha dado marcha atrás a su decisión inicial.

El caso es que en vísperas de la apertura del curso, el departamento se está replanteando recuperar la alternativa. ¿Está en condiciones de hacerlo? Los centros lo han programado con el borrador de decreto de Bachillerato elaborado por la consejería, que recoge los cambios que introduce la Ley Orgánica de Educación (LOE) para esa etapa y donde se ha aprovechado para meter la supresión de la alternativa. La consejería no ha aprobado formalmente ese decreto, que debe pasar por Consejo de Gobierno, pero sí lo ha hecho circular por los centros, apuntando que su contenido es válido. Incluso les mandó una circular en mayo con instrucciones sobre los cambios adoptados. Deshacer todo ese camino puede suponer muchos quebraderos de cabeza a los equipos directivos de los centros, que han cerrado sus horarios lectivos e informados a padres y alumnos.