El negocio de la concertada
La afirmación de que 'Los centros subvencionados salen más baratos a los gobiernos que invertir en las escuelas públicas', contenida como subtítulo en el artículo El negocio de la concertada (EL PAÍS, 1 de septiembre), es una realidad producto de las zonas donde se ubican los centros públicos y los centros privados concertados, así como del tipo de alumnado que ambas reciben. Pero es una realidad que hay que explicar adecuadamente para no confundir.
La escuela pública es el eje vertebrador del sistema educativo español, es la que está en todos los pueblos y ciudades y en todos los barrios y aldeas, por pequeñas que éstas sean, y a la que acude la mayoría del alumnado de todo el Estado. La escuela pública es la que hace de la etapa de escolarización obligatoria una etapa de convivencia entre escolares, con los iguales y con los distintos; es la escuela que contribuye con esta convivencia al mejor desarrollo democrático de una sociedad que cada día es más diversa, más plural.
Sin embargo, la escuela privada concertada se ubica en aquellos barrios y ciudades en los que hay más posibilidades de obtener beneficio, con honrosas excepciones. Son centros que seleccionan a su alumnado por su extracción social y por los recursos económicos de sus familias, a las que cobran muchas veces fuera de toda legalidad; son centros que no quieren alumnado con problemas, que no quieren alumnado inmigrante... Las patronales de estos centros ven la enseñanza como un negocio o como un lugar para el adoctrinamiento, o como ambas cosas a la vez.
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