El Madrid exhibe su falta de planes
El club, que dijo tener 100 millones para fichajes, se bloquea tras la negativa de Cristiano y vende a Robinho
El mercado de fichajes se cerró anoche dejando al descubierto disfunciones preocupantes en el seno del Madrid. El club, que no había invertido tan poco desde 1995, acabó por vender a Robinho. Después de asegurar que contaba con 100 millones de euros para contrataciones, el presidente, Ramón Calderón, no sólo no invirtió el dinero en jugadores de jerarquía, sino que permitió la venta del que tenía más talento y proyección de la plantilla. Robinho fue traspasado al Manchester City por 42 millones. El club inglés, recientemente adquirido por la familia real de Abu Dabi, pagó en efectivo. El ingreso supone un total de 59 millones en venta de futbolistas (Soldado, Granero, Baptista, Cassano y Robinho) en el mercado estival. Calderón, lo calificó de "operación extraordinaria". Pero implica la descapitalización deportiva del club y desautoriza gravemente al entrenador. Bernd Schuster siempre se opuso a los planes del máximo responsable de fútbol, Pedja Mijatovic, instigador de la venta del brasileño. El traspaso de Robinho es una victoria de Mijatovic y una derrota del entrenador. "Me he dado cuenta de que Robinho tiene un problema anímico grave", dijo Calderón en la SER para justificar la maniobra; "me pidió por Dios que le ayudáramos a salir".
El brasileño no se va al Chelsea, sino al Manchester City a cambio de 42 millones
Schuster cree que Mijatovic debió renovar a Robinho hace meses
El alemán lleva un año pidiendo refuerzos, pero el director deportivo le ignora
Calderón dice que lo esencial no son los fichajes: "Somos una gran familia"
La estructura que controla la estrategia deportiva del Madrid reveló su incompetencia tras la negativa del Manchester United a traspasar a Cristiano Ronaldo. La descoordinación entre los ejecutivos y los técnicos favoreció las filtraciones y los enfrentamientos. El más grave es el que mantienen Mijatovic y Schuster. Schuster lleva un año pidiendo refuerzos y Mijatovic se ha pasado el mismo tiempo ignorándolo. "Mijatovic no quiere a Schuster", decían ayer en un despacho del Bernabéu; "nunca quiso que fuera el entrenador y cree que puede prescindir de él".
La acumulación de personalidades con poder, generalmente sin empatía, ha entorpecido el proceso de toma de decisiones. Cada vez que el Madrid se ha planteado una nueva contratación, la aprobación ha tenido que pasar por una línea integrada por Calderón, Mijatovic, Schuster, el experto en fútbol internacional, Miguel Ángel Portugal; el director general corporativo, José Ángel Sánchez, y el capitán, Raúl. El sistema es colegiado sólo en apariencia. Hay voces con más peso que otras. La opinión de Schuster, por ejemplo, es menos vinculante que la de Raúl, que habla con el presidente a diario. Y la palabra de Sánchez, que, igual que Raúl, no participa en las comisiones técnicas, tiene carácter decisivo. "Raúl habla todos los días con el presidente", observa un dirigente, preocupado. El capitán, dicen, llama constantemente a Calderón. En el club atribuyen parte de la planificación deportiva a Raúl.
El organigrama que inauguró Calderón hace un año no ha servido para negociar con más eficacia ni para anticiparse con más celeridad a situaciones previsibles. El club volvió a fracasar en su intento por fichar a Cristiano y tampoco procedió con competencia cuando se propuso otros objetivos. Por no servir, el modelo no sirvió ni para fichar a Cazorla. El Madrid fichó a Rafael van der Vaart (sustituto del lesionado Sneijder) por 13 millones y a los canteranos Javi García y Rubén de la Red, dos chicos del club cuyo precio de repesca fue de nueve millones. Ninguno de estos tres futbolistas era una prioridad para Schuster.
Schuster se siente herido en su orgullo profesional. Desde el año pasado, el técnico pidió cuatro fichajes: Diego, el media punta del Werder Bremen, también recomendado por Portugal; Huntelaar, el punta del Ajax; Villa, la figura del Valencia, y Cazorla, un interior polivalente. Calderón le respondió que el club centraría todos sus esfuerzos en Cristiano y que sólo en el caso de no poder contratar al portugués emprendería otras pesquisas. Mijatovic habló con Cristiano y le pasó el teléfono a Calderón en varias ocasiones. Ambos se sintieron dichosos cuando el futbolista les aseguró que ficharía por el Madrid. Todas estas palabras, sin embargo, no sirvieron para romper la vinculación de Cristiano con el Manchester, pero sí para confundir a los estrategas del Madrid.
Ayer por la tarde, el presidente del Valencia, Vicente Soriano, declaró que Calderón lo había llamado para preguntarle si le vendía a Villa por 50 millones. El arrebato de Calderón, lo mismo que la rebeldía de Robinho, es indicio de improvisación y desgobierno.
Schuster se lamenta porque cree que Mijatovic pudo renovar a Robinho hace meses y no lo hizo. El alemán también cree que el club pudo fichar a Villa en marzo y postergó la operación sin aportar excusas razonables. Cuando hace un mes el propio Cristiano declaró que se quedaba en el Manchester, el Madrid siguió sin reaccionar.
Ayer, Robinho decidió irse a un club menor antes que permanecer en el Madrid. Mala señal.
Robinho era el jugador más famoso del club blanco (lalistaWIP)
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