"Me gustaba la cocaína"

Como tantos otros personajes famosos, la actriz Helen Mirren, que recibió el Oscar por The Queen, acaba de admitir que en los años ochenta consumía cocaína de forma ocasional, aunque en su caso lo dejó radicalmente en cuanto supo que un criminal de guerra nazi se dedicaba al narcotráfico desde su refugio de Suramérica. "Me gustaba, nunca tomé mucha, tan sólo en las fiestas, pero lo dejé a raíz del arresto de Klaus Barbie [conocido como el carnicero de Lyon], que vivía de sus ingresos en el negocio de la cocaína. Esnifar, aunque fuera un poco, tenía un vínculo directo con este tipo horrible", explica la estrella británica en la revista GQ.

En el capítulo más polémico de la entrevista, la actriz ha conseguido indignar a los grupos feministas al sugerir que quienes llevan a una mujer a la cama en contra de su voluntad no deberían ser acusados de violadores, siempre que no empleen "excesiva violencia". La declaración resulta de por sí contradictoria (¿No equivale a violencia forzar a alguien?), pero Mirren, de 63 años, no deja lugar a dudas sobre el sentido que quiere imprimirle cuando confirma que ella misma vivió experiencias sexuales no consentidas durante su juventud. Y no considera que ello fuera causa suficiente para denunciar a esos hombres ante los tribunales. Ante el caso concreto de Mike Tyson, el boxeador condenado por violar a una concursante de Miss América, responde que todo es discutible, pero que ella no le considera un violador en sentido estricto. "Creo que es uno de esos temas delicados en las relaciones entre hombres y mujeres que deben negociar entre ellos", añade. Ese tremendo patinazo en el que ha incurrido la actriz con el entrevistador Piers Morgan puede trastocar la popular imagen de la que gozaba hasta ahora.