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Entrevista:JOSÉ LUIS ALONSO | Padre del doble campeón de fórmula 1 | VIENE DE PRIMERA PÁGINA... EL FENÓMENO FERNANDO ALONSO

"Fernando no ha cambiado"

Sentado en el pabellón de Renault de cualquier circuito del mundo, puede pasar inadvertido. A José Luis Alonso no le gustan las cámaras, la publicidad ni mucho menos el protagonismo. Es el padre de Fernando Alonso, doble campeón del mundo de fórmula 1, y en muchos aspectos es quien ha estado siempre detrás, tomando decisiones o aconsejando a su hijo de forma absolutamente anónima. Pero firme. Ahora es la columna más sólida en que se apoya el asturiano cuando se lamenta de la mala temporada que está viviendo -aún no ha pisado el podio- por culpa del bajo rendimiento de su coche o cuando vislumbra las perspectivas de futuro en Honda, Ferrari, BMW o incluso en Renault.

"No", asegura cuando le dicen que hay quien ve muy cambiado a su hijo desde que ganó los dos títulos en 2005 y 2006. "No es cierto. Yo le veo igual que siempre. No por su actitud conmigo, sino por cómo actúa cuando está con la familia, con los amigos y con todo el mundo. Es una persona cariñosa y bromista. Pero no puede tomarse una cerveza con las 120.000 personas que acuden a una carrera. Y los que no tienen acceso a él son los que más le critican".

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En su relación nada ha cambiado. Cuando Fernando Alonso tenía tres años, le sentó por primera vez en un kart construido por él mismo. Y, desde entonces, han recorrido juntos todo el camino. Su incidencia en la mayoría de las decisiones de la vida de su hijo ha sido absoluta. "Todas las decisiones fueron consensuadas, eso sí", afirma. Primero, porque era un niño, y después, porque Fernando confiaba ciegamente en él, sus consejos resultaban determinantes. "Siempre le expliqué muy bien las cosas, analizábamos las ventajas y los inconvenientes. Hacíamos una criba, que me tocaba a mí, y luego era él quien decidía. Lo hizo cuando pasó de los karts a los monoplazas, cuando fichó por Renault, cuando se marchó a McLaren y cuando decidió volver a Renault, aunque ahora Luis [García Abad] nos ayuda mucho".

En realidad, la primera gran decisión fue de José Luis Alonso. La tomó en el momento en que le subió a un kart y, en cambio, no le tiró un balón de baloncesto o de fútbol. "No hice nada especial. Le metí en un kart, igual que muchos otros padres enseñaron a sus hijos a pescar o a jugar al tenis. Le llevaba a un circuito y era fácil que le gustase, porque los coches gustan a todos los niños. Y al cabo de un par de años ves si tiene aptitudes, porque empieza a ganar carreras".

Fue lo que ocurrió. Y José Luis Alonso tuvo que dar un paso más. Llegó la competición nacional y la internacional. "Era necesario el consenso familiar. Y lo hubo", ha comentado muchas veces. "Si no, habría sido imposible. Hubo una gran inversión en dedicación y tiempo, pero no en dinero, fundamentalmente porque no lo teníamos", afirma para dejar muy claro este concepto. "Siempre quise que supiese el valor de las cosas. Sabía que una carrera costaba 6.000 euros y que, para ganarlos, su padre debía trabajar seis meses". José Luis Alonso era maestro industrial y trabajaba en una fábrica de explosivos para las minas. Su esposa, Ana, era empleada de El Corte Inglés en Oviedo.

"Cuando lo necesitamos, encontramos el apoyo de Genís Marcó [propietario de varias pistas de karts y de una potente escudería]". Y luego le cogió la marca Iame y le hizo piloto oficial. Así que de los 13 años a los 18 fue más o menos profesional. Eso no impidió que José Luis tuviera que acompañarle a Italia cada fin de semana en coche, para que el lunes pudiera reincorporarse a sus estudios. "No tuvo que dejarlos hasta los 18 años, cuando ya había concluido el bachillerato". De los karts, Alonso pasó a las World Series, y de allí, a la F-3000.

Tenía 19 años cuando fichó por un equipo de F-1 y en 2003 debutó en Renault, siendo el más joven en lograr la pole position, el primer podio y la primera victoria. "Entonces todavía me preguntaba si habíamos acertado; pensaba que si fracasaba, podía encontrarme en casa con un chico de 20 años sin oficio ni beneficio", confiesa José Luis. "Sólo cuando en 2005 le vi liderar el campeonato mundial, creí que tenía la vida solucionada. 'Acertamos', me dije entonces".

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