Urkullu prepara a las bases del PNV para la prohibición de la consulta
Ofrece diálogo a Zapatero para negociar los Presupuestos Generales
El PNV dejó ver ayer sin ambages que da por perdida la consulta que el lehendakari Ibarretxe intenta celebrar el 25 de octubre, cuyo fin de recorrido sólo falta por sancionar oficialmente una vez que, como todo apunta, la prohíba el Tribunal Constitucional. El mitin con el que la formación nacionalista abrió en Zarautz el curso político sirvió para preparar para ello a sus bases y situarlas en el día siguiente. No fue sólo el presidente del partido, Iñigo Urkullu, sino también la cabeza más visible del soberanismo en el PNV, Joseba Egibar, quien reconoció: "A veces toca detenerse. Si es así, lo haremos". Ello no significará, añadió, dar un solo paso atrás en las posiciones hasta las que el PNV ha avanzado en estos años de apuesta soberanista: "Estamos ganando paso a paso", apostilló.
"Si nos cierran esta vía, intentaremos otra", recalca el líder peneuvista
El debate sobre el derecho a decidir no resulta ya eludible, consideró. Urkullu diría a continuación en el tradicional mitin con que su formación cierra las vacaciones que el PNV no es "un partido al que le guste ladrar a la Luna". "Quiero deciros que estéis tranquilos", apuntó a sus bases. "Si nos cierran esta vía, intentaremos otra. No vamos a perder los papeles", añadió, tras pedir unidad ante la etapa que se abrirá tras lo que anunció como "un otoño caliente".
La ejecutiva nacional peneuvista se había reunido horas antes en San Sebastián con la asistencia del lehendakari. Fue un día después de que el propio Ibarretxe se citase con Urkullu y los dos máximos dirigentes de sus socios de Gobierno (Unai Ziarreta por EA y Javier Madrazo por EB) para poner en común la estrategia frente al previsible fracaso de su iniciativa de consulta y tratar de sintonizar sus mensajes y el alcance de las respuestas inmediatas, en las que existen diferencias entre ellos.
El mitin de Zarautz fue un acto de dimensiones notablemente más reducidas que las de años anteriores. Estaba presidido significativamente por dos carteles: uno con el texto "Sí a la consulta" y otro alusiva al plan Euskadi 2020 con el que el partido proyecta dar carpetazo a la etapa que se cerrará el 25 de octubre y en el que basará su intento de recuperar la iniciativa, para finalmente convertirlo en el centro de su oferta electoral para las próximas autonómicas.
Urkullu definió el recurso contra la consulta como "la judicialización de una decisión parlamentaria" y responsabilizó de ello al presidente Zapatero. El PNV, recalcó, no renunciará "al principio que ampara la consulta", pero tampoco la tomará "como objetivo fundamental ni único". Buscará otras puertas que abrir, anunció, en busca de lograr "las mayores cotas de autogobierno posibles en un horizonte de convivencia, y al ritmo que la sociedad lo demande".
El líder nacionalista atacó con dureza al PSOE y al PSE, pero terminó lanzando un mensaje de diálogo sobre los Presupuestos Generales del Estado. "Estamos dispuestos a hablar", dijo, lo que explicó así: "El cuerpo nos pide darle a ZP su propia medicina, el no por el no. Pero no podemos, para zumbarle, darnos cachetes en nuestra cara". Los presupuestos del Estado "tienen importancia, y mucha, para Euskadi", enfatizó. Por tanto, si el Gobierno central está dispuesto "a hablar en serio de reactivación económica, de dar a Euskadi lo que se merece, hablaremos", concluyó.
Una decena de manifestantes de la izquierda abertzale lanzó octavillas con frases contra el PNV a la puerta del polideportivo donde se celebraba el acto y gritó lemas contra ese partido, a la que tachó de "criado de Madrid".
El otoño de la propuesta de Ibarretxe
El curso político que comienza el lunes con la primera reunión del Consejo de Gobierno tras las vacaciones y la comparecencia pública del lehendakari Ibarretxe a su término presenta dos jalones fundamentales. El primero, el desenlace sobre la consulta ideada para el 25 de octubre, alberga pocas incógnitas reales, más allá de los pasos de la respuesta que el tripartito y sus socios racionen a su conveniencia. El segundo, las elecciones de la primavera, sí aclarará dos dudas de calado: el futuro de la alianza tripartita y el color del próximo Gobierno. Entre ambos hitos se situará el juicio contra el lehendakari y los dirigentes del PSE Patxi López y Rodolfo Ares por sus reuniones con líderes de Batasuna, también encausados.
El tripartito vuelve a la actividad con la unidad justa en torno a la consulta, pero sin privarse sus socios de exhibir en público serias diferencias, sea sobre el nivel de la respuesta a su previsible prohibición, sea en cuestiones sectoriales, como la reforma de los modelos educativos, motivo igualmente de enfrentamiento interno entre PNV y EA.
En lo inmediato, el Gobierno tiene la vista puesta en el 15 de septiembre. Empezará por recordar al Tribunal Constitucional su emplazamiento para que se pronuncie sobre la ley de Consulta, impugnada por el Gobierno central, o levante antes de ese día su suspensión cautelar. Desde esa fecha, la consulta estará ya condenada a no celebrarse. Los socios acordaron el jueves intentar recurrir al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo a continuación, aunque el Constitucional no haya fallado sobre el fondo de la cuestión.
Entre ese momento y el 25 de octubre deberán decidir si apelan a la movilización en la calle o guardan esa carta para cuando las elecciones estén más cerca. Ahí se plantean también encajar un pronunciamiento del Parlamento censurando la prohibición, aunque para ello precisan de nuevo el voto de EHAK.
A medio camino entre ambas fechas caerá igualmente la celebración del pleno anual de política general. Por ahora nada indica que se vaya a mover de su habitual emplazamiento, el último viernes de septiembre, cuando se cumple un año del anuncio de la consulta.
La etapa final de la legislatura, ya en tiempo de descuento, arrancará a continuación, después de que la derrota a manos del PSE en las pasadas elecciones generales disuadiese al PNV de adelantar los comicios como había previsto Ibarretxe. Serán apenas tres meses de trabajo, con ocho leyes sobre la mesa, algunas importantes como la de Servicios Sociales o la ley Municipal, motivo también de un conflicto, en este caso entre instituciones, y con su tramitación suspendida tras recurrirla las diputaciones de Álava y Vizcaya a la Comisión Arbitral. El riesgo de que quede en la cuneta resulta cierto. Eudel, la asociación que reúne a los 251 consistorios vascos, la da ya por perdida. Igual peligro corre la ley de Vivienda, aún sin aprobar por el tripartito.
Será también el momento de negociar los presupuestos, tanto en el Congreso como en la Cámara vasca. El tanteo para cerrar un posible nuevo intercambio de apoyos entre nacionalistas y socialistas ha comenzado ya, prescindiendo de su radical enfrentamiento por la consulta.
Y sobre todo ello planeará la amenaza terrorista, con una ETA muy golpeada, pero que intentará no dejar sin respuesta la ilegalización de ANV y EHAK por el Tribunal Supremo.
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