Reciclaje solidario

¿Cuántas veces tenemos la basura separada y lista para ser reciclada y, por pereza o lejanía de los recipientes urbanos en que tirarla, acabamos por dejarla mezclada y en el contenedor más cercano? ¿Quién no conoce a alguien que, por pertenecer a algún colectivo de difícil integración (discapacitados, parados mayores de 45 años...) tiene dificultades para encontrar un puesto de trabajo? Odón Casadesús, vecino del barrio barcelonés de Sarriá-Sant Gervasi, y con mucho tiempo libre tras pasar a engrosar la lista de desempleo "después de siete años trabajando como director de informática en una multinacional", ha dado con una solución que podría dar respuesta a ambas problemáticas.

La necesidad de buscar un nuevo modo de vida; el empuje de un impulso emprendedor innato, ya que "antes de trabajar por cuenta ajena, tuve dos negocios de informática", recuerda; su implicación personal con el problema de la integración laboral de los discapacitados y la de su compañera, Bárbara, abogada especializada en Derecho medioambiental. Una o todas estas razones llevaron a este informático a lanzarse a la aventura de crear Reciclem, una empresa que ofrece recoger, en los domicilios particulares, la basura y el material reciclable. "Nuestra labor es repartir los desechos, ya separados en bolsas en el momento de la recogida, en los contenedores dispuestos por el ayuntamiento en la vía pública", señala Casadesús.

Sin necesidad de una gran logística, apenas una pequeña oficina, la empresa está operativa desde el pasado mes de marzo cuando sólo trabajaba en la barriada de la que Odón es vecino. "La forma de darnos a conocer fue tunear un turismo (el del propio empresario) con nuestro logo y número de teléfono; buzonear el vecindario y, sobre todo, promocionar nuestra página web". Así, Reciclem funciona ya en toda Barcelona "y prepara un plan para abrir franquicias en otras ciudades", mantiene el emprendedor.

En paro, con mucho tiempo libre para pensar, tuvo la idea de combinar integración y ecología. "En España no encontramos nada parecido a lo que teníamos pensado hacer. Localizamos algo similar en Holanda, que no llegaba a ser lo mismo", explica. Y lanzó su proyecto innovador que tiene, como valor añadido, poder contratar a trabajadores mayores de 45 años o discapacitados. "La idea es que, por cada 80 vecinos, se contrate, de forma indefinida a un empleado, aunque esto dependerá de lo concentrada que esté la demanda".

Después de un rato de conversación con Odón, se llega a comprender la peculiaridad de su empresa que se extiende por todos sus aspectos, incluido el horario de sus trabajadores. Y es que, de ocho a diez de la noche -"la hora que el ayuntamiento fija para poder sacar la basura a los contenedores"- empleados de Reciclem pasan, puerta a puerta por las casas de los abonados, recogiendo basura y material de reciclaje. Por tan sólo nueve euros al mes, el proceso de reciclaje tiene asegurada su llegada a buen término.

En constante y rápido crecimiento, Reciclem, cada vez que llama a una comunidad de vecinos, sabe que habrá de negociar una dificultad no prevista y casi siempre presente: la oposición de los porteros. "Muchos de ellos se sacan un pequeño sobresueldo con las basuras. Nosotros no pretendemos competir con ellos porque en muchas comunidades son los encargados de bajar las bolsas. Unas bolsas que, la mayoría de las veces, acaban mezcladas en un mismo contenedor".