Inconcebible hasta ahora
Todavía estoy sorprendido por lo que acabo de ver. He presenciado un momento histórico del atletismo. Lo que ayer hizo Usain Bolt en los 100m es, sencillamente, increíble. Primero corrió la semifinal en 9,85s dejándose llevar en la segunda mitad de la carrera. Luego, en la que yo creo que ya es la final de más nivel, con todos los participantes, a excepción de uno, por debajo de los 10s en la semifinal, rozó la perfección. Todo el mundo alucinó al ver al corredor jamaicano regalando décimas de segundos para celebrar su triunfo durante los últimos 30 metros, algo inconcebible hasta ahora. Cuando todavía le quedaba un buen trozo para llegar, estira los brazos y los mantiene cortando el viento hasta alcanzar la meta. Todo el que haya practicado atletismo sabe que correr de esa forma equivale a chocarse con un muro. Si hubiera mantenido el ritmo de carrera hasta el final podría haber bajado el récord mundial hasta 9,65s. No lo hizo, pero con el potencial que tiene no es de extrañar que, incluso esta temporada, pueda reducir ostensiblemente esta marca. Cada vez que ha hecho los 100m ha amenazado con romper el récord. Habrá que estar atentos a la próxima cita de Zurich.
Creo que con Usain Bolt estamos ante la mejor aparición que ha tenido el atletismo en los últimos años. Su facilidad, juventud y progresión hacen que no sea descabellado pensar que rebaje los 9,60s en un horizonte relativamente cercano. Además, es un atleta atractivo para el espectador. Tiene una forma de correr bonita, con unas zancadas enormes. Es muy elegante y será la estrella de este deporte en los próximos años.
No puedo evitar referirme a Paquillo Fernández, al que todos colgamos la medalla antes de ganarla. Quizá ese fue el problema. El granadino quería despedirse de los 20km marcha
[se va a pasar a los 50km] a lo grande, con un título olímpico, y puede que esta presión le haya agarrotado los músculos. Lo cierto es que cuando se rompió la carrera careció de cambio de ritmo y no se pudo ir con los elegidos que coparon las medallas. Me niego a caer en la recurrente excusa de las condiciones meteorológicas de Pekín. Son iguales para todos y nadie debe escudar sus derrotas en ellas. Ahora deberá olvidar esta carrera y adaptarse a la nueva distancia. Tendrá al mejor entrenador del mundo y, conociendo a Paquillo, su capacidad de esfuerzo y sufrimiento le asegurará muchos éxitos.
Y esta tarde tenemos la semifinal de 1.500m, mi distancia. Soy optimista y espero que tanto Arturo Casado como Juan Carlos Higuero se metan en la final. El primero corre la segunda semifinal, lo que ya es una ventaja porque se conocen los tiempos de la primera, pero cuenta con los rivales más complicados. Juan Carlos no debe tener problemas en la primera ronda. Le servirá la eliminación del año pasado en el Mundial de Osaka para manejar mejor la presión y pasar sin excesivas dificultades.
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