Del chotis a la chulapa gótica
El casticismo de las fiestas de la Paloma se adapta a los nuevos tiempos
"Si usted fuera mi padre, mi madre dormiría en la escalera". Ahí queda eso. Un concurso de piropos, una espontánea en el escenario de la plaza de la Paja y un veterano chulapo, que si no enrojeció en ese momento fue de milagro, ante el asombro del público que pronto estalló en vítores y aplausos para premiar el ingenio y descaro de la concursante.
Los requiebros ya no son terreno exclusivo de hombres, según se pudo comprobar ayer en la inauguración de las fiestas de la Virgen de la Paloma, que se celebra en tres escenarios simultáneos (plaza de las Vistillas, calle de Toledo y plaza de la Paja) hasta el próximo día 16.
Limonada, piropos, chotis, zarzuelas, claveles y "puro Madrid por los cua-tro costa-dos, pren-da", explicaban los chulapos del barrio con esa cadencia especial al hablar que puede parecer chulería pero en el fondo es una filosofía de vida, lenguaje propio incluido.
"Mi abuela me ha 'tuneado' el vestido de chulapa", dice una joven
"Esto no son unas botas, sino los calcos, después los alares (pantalones), el gabriel (chaleco), la lima (o babosa, si es camisa de seda), el safo de lega (pañuelo blanco al cuello) y la parpusa, que no boina", describía, atusándose el castizo bigote, Alfredo Povo, socio fundador de la agrupación De Madrid al Cielo, que ayer interpretaba bailes en el escenario instalado en las Vistillas, horas antes de que también subiera Danza Invisible, aunque con un repertorio distinto. Los próximos conciertos reunirán en ese mismo escenario a Raimundo Amador (esta noche), Melocos (día 14), Jaime Urrutia (día 15) y Conchita (día 16).
En realidad, se veían pocos mantones y chalecos entre los asistentes, salvo por la resistencia nostálgica de las agrupaciones organizadoras. "Los chiringuitos y los churros son los mismos en todas las fiestas de España, pero cuando ves bailar un chotis, sabes que estás en Madrid. Por eso no podemos dejar que se pierda la tradición. Nosotros queremos recuperar bailes como la mazurca y el pericón o las romerías campesinas y las fiestas de las mayas", añadía Alicia Rubio, de la agrupación Los Castizos.
A algunos, como un grupo de adolescentes armados con minis de calimocho, les daba bastante igual los bailes en un ladrillo, la devoción a una Virgen desde el siglo XVIII o la calidad de las peinetas. "¿En serio se gastan miles de euros en la peineta? Vamos, hombre; me lo bebía yo y acabamos antes", bromeaba uno de los jóvenes, más preocupado en comer un pincho moruno sin quemarse la boca.
Curiosamente para Aida Conesa, de 18 años, era perfectamente compatible su traje de chulapa con las botas Destroy, el esmalte de uñas negro y un siniestro pintalabios. Todo sea por el chulapismo gótico para mantener la tradición. "Mi abuela me ha tuneado el vestido de chulapa", confesaba en el chiringuito de la Agrupación El Orgullo de Madrid, levantándose la falda. "¿Ves? Me ha cosido una calavera en los bajos de la falda". Y, efectivamente, allí estaba. Calavera sonriente a juego con la pulsera y el collar de pinchos. "En realidad, se parece mucho el estilo gótico y el chulapo por los corpiños, los encajes y las puntillas. Así que en fiestas como ésta, mantengo mi estética y también bajo al Rastro vestida de chulapa para comprar camisetas góticas", resumía la joven.
Pero la renovación del casticismo no sólo pasa por el pintalabios negro; también se podrá comprobar los próximos días en los concursos de abanicos frente a combates de rap castizo, juegos de la rana e incluso un desfile de drag queens.
Más información en www.munimadrid.org.
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