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DIARIO DE UN PREOLÍMPICO | PEKÍN 2008 | Juegos de la XXIX Olimpiada
Columna
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Infieles

Andoni Zubizarreta

Hace unos días les contaba mis desencuentros con el asunto olímpico. Para aportar pruebas a mis tesis basta fijarse en que el fútbol ha sido el primer deporte en comenzar estos Juegos y esto, que no debería ser más que un mero dato estadístico -al fin y al cabo, alguno debe ser el primero-, adquiere especial valor si nos fijamos en que el fútbol ha empezado antes de la ceremonia inaugural.

Si dentro de unos años preguntan quién ha sido el primer deportista español en participar en estos Juegos, algunos cometerán el error de buscar entre los que han debutado tras la espectacular ceremonia inaugural, pero se olvidarán de que el pasado 6 de agosto saltaba al Tianjin Olimpic Sport Center Stadium María Luisa Villa Gutiérrez, española y asistente del partido Argentina-Canadá, que supuso la derrota de las argentinas. Cuarenta y ocho horas antes de que Li Ning nos maravillara con su carrera por la cubierta del estadio Olímpico, una de las nuestras sudaba la camiseta para mantener alto el nivel del arbitraje español. Todo un símbolo del empuje del deporte femenino, y más si lo inscribimos en una especialidad como el fútbol. Ya sé que algún purista me dirá que los árbitros no cuentan como protagonistas deportivos, pero cualquiera que esté al tanto de lo que pasa en el fútbol nacional me reconocerá que hoy en día son tan conocidos los jugadores como sus jueces; por tanto, se admite auxiliar 1 como deportista olímpico. ¡Enhorabuena, María Luisa!

Me han de reconocer que el fútbol es una especie de proscrito en esto de los Juegos. Si quieren otra prueba, les pregunto cuántos futbolistas han visto en el desfile inaugural. Vamos, que si junto a Nadal, Kobe Bryant o Phelps, por poner tres ejemplos, han visto a Ronaldinho, Messi o Makaay. Yo me he fijado mucho, pero no los he descubierto entre tanta ilusión desbordada y tanta cámara digital (es posible que alguno se me haya escapado, pero ninguno de los famosos). Allí había de todo, tenistas, nadadores, halteras, lanzadores, jinetes, piragüistas, luchadores, atletas de todo tipo de pruebas, baloncestistas y balonmanistas y ya sé que faltaban los ciclistas, pero es que estaban a escasas horas de jugarse lo suyo y me da que éstos son otros, los del ciclismo profesional, que tampoco andan muy sobrados dentro del tema olímpico. Por cierto, aprovecho el momento para felicitar a Samuel Sánchez, un asturiano adoptado en Euskadi, que nos ha dado a todos, y también a Euskaltel, una alegría inmensa. Me he imaginado a Igor González de Galdeano, su director, y a Miguel Madariaga, su manager, y a todos sus compañeros de naranja dando pedales en esos 100 últimos metros de infarto para levantar los brazos con su ciclista.

Pero volvamos a lo nuestro. Ya sé que la respuesta es que el fútbol se juega en otras ciudades que no son Pekín y que por eso no podían estar en la ceremonia, pero les diré que esto no es más que un nuevo detalle de distanciamiento del fútbol. Me sirve el argumento cuando hablamos de la vela, ya que ésta necesita del agua y no está siempre presente en la ciudad sede (qué añoranza de ciudades como Barcelona, Sidney o Atenas, que llevan el mar de serie), pero los estadios de fútbol son más numerosos. Cierto que hay que aprovechar el tirón de los cracks del balompié para llenar otros estadios que no sean el Olímpico, pero se podría buscar la alternativa para que los futbolistas disfruten del espectáculo.

Cierto es también que seguramente Pekín es la única ciudad del mundo que no se ha enterado todavía de que Cristiano Ronaldo no va al Madrid, ya que están entretenidos con otros asuntillos que les desvían la atención. Aunque, visto cómo algunos han reflejado la noticia de la continuidad en el Manchester del jugador luso, se diría que todo ha sido un sueño en el que hemos estado imbuidos, no se sabe por qué motivo, en las últimas cuatro semanas. De todas formas, me he puesto a repasar las imágenes de la ceremonia inaugural y he visto el fútbol. Allí estaba, en el palco, el presidente de la FIFA, el señor Blatter, viviendo, como él dice, el espíritu olímpico. Me quedo más tranquilo.

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