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La fatiga del éxito pasa factura a Obama

El 48% de los votantes estadounidenses reconoce que ha oído hablar "demasiado" del candidato demócrata

Antonio Caño

Barack Obama pasa unos días en su ciudad natal de Honolulú (Hawai) descansando de la tortura de una campaña infernal. O quizá dejando espacio para que los ciudadanos descansen de él. Un 48% de los encuestados por Pew Reserch declara esta semana haber oído hablar "demasiado" del aspirante demócrata a la presidencia de Estados Unidos, cuya candidatura sufre síntomas de fatiga, que se reflejan en sus propuestas, en la acogida que éstas tienen en los medios de comunicación y en los sondeos de opinión.

La aceptación entre los electores es del 46,6%, la misma de junio
Los expertos temen una caída del 50% de las pequeñas donaciones

No hay motivo de alarma, estima el portavoz del candidato demócrata, Bill Burton. "El senador sólo quiere pasar unos días con su familia, eso es todo", afirma. "Creo que mis hijas y mi mujer merecen un poco de cariño", ha confirmado el candidato a los periodistas.

Obama está acompañado en Honolulú por algunos de sus más cercanos asesores, analizando desde la serenidad de las playas del Pacífico un panorama electoral que ha adquirido un aspecto extraño. En ocho meses, Obama ha pasado de pelear por la notoriedad frente a la mujer más famosa del mundo, a padecer una crisis de sobreexposición al público que puede hacerle aparecer arrogante y, en última instancia, complicarle su carrera electoral. De la obamamanía se ha pasado a la obamafatiga.

No se han encendido todavía las luces rojas. El candidato demócrata mantiene una ventaja promedio de cinco puntos en las encuestas hechas públicas esta semana y conserva la iniciativa política en distintos aspectos, desde los problemas energéticos hasta los de seguridad. Pero todas esas encuestas confirman un estancamiento de Obama respecto a los dos últimos meses o bien un ligero repunte del candidato republicano, John McCain, quien ha comenzado a ofrecer un perfil más diáfano.

"Si todo en las últimas semanas ha sido tan positivo para Obama, ¿por qué no se manifiesta eso en las encuestas?", se pregunta el director de sondeos de la cadena ABC, Gary Langer.

En las últimas semanas se han conocido datos que confirman que el Partido Demócrata goza de mayor apoyo que nunca desde los años setenta. Las últimas semanas han acentuado una crisis económica que lleva a 8 de cada 10 norteamericanos a pensar que el país camina en la dirección equivocada y hace falta un cambio. Han sido las semanas del baño de masas de Obama en Berlín, las de su viaje en helicóptero sobre Bagdad junto al general David Petraeus y su exitosa llamada de atención sobre la gravedad de la situación en Afganistán. Han sido también las que él o su mujer, Michelle Obama, han ocupado más portadas de revistas (de People a Ebony) y más minutos en televisión.

Tantos que McCain llegó a compararlo en un anuncio con figuras del corazón como Paris Hilton o Britney Spears. El anuncio, por la vulgaridad de los argumentos, provocó bastantes reacciones críticas contra McCain. Pero sirvió para establecer la imagen de un Obama demasiado distante, viviendo en el Olimpo, junto a las grandes estrellas.

De la mano de Steve Schmidt, un viejo colaborador de Karl Rove, la campaña de McCain ha ganado la dureza tradicional de los candidatos republicanos. Quizá algo del moderado McCain se ha perdido en el camino, pero los resultados parecen demostrar que vale la pena el sacrificio.

"Obama puede haber tocado techo. En los dos meses transcurridos desde que consiguió la nominación ha sido incapaz de obtener ganancias significativas en ningún segmento del electorado", afirma el diario The Politico.

El promedio que elabora periódicamente la página web especializada RealClearPolitics daba esta semana a Obama un grado de aceptación entre los electores del 46,6%, el mismo del que gozaba en junio. Ese estancamiento tiene su manifestación también en la recolección de dinero. La cascada de pequeñas donaciones que llenaron las arcas de la campaña de Obama durante el entusiasmo de la primavera se ha contenido, y los responsables han tenido que salir al mercado de tradicionales grandes donantes para compensar.

En junio, en la cúspide de su popularidad, Obama recaudó 31 millones en donaciones inferiores a los 200 dólares. Aún no se conocen, por supuesto, los datos de este mes, pero los expertos auguran una caída de, por lo menos, el 50%. Con lo que las donaciones superiores a los 1.000 dólares pasarán a constituir, probablemente, más de la mitad del total de lo recaudado.

Queda, desde luego, mucho tiempo de campaña y acontecimientos importantes (convenciones, designación de candidato presidencial, debates electorales) como para modificar el curso de la carrera de una forma significativa. Obama conserva aún muchos de los méritos que le hicieron ascender vertiginosamente -su mensaje de cambio, su atracción entre los votantes independientes, su capacidad para movilizar a los jóvenes electores y los nuevos votantes- y sigue sorprendentemente en cabeza en Estados tradicionalmente republicanos como Virginia y Colorado, o pelea codo con codo con McCain en circunscripciones decisivas, como Florida y Ohio. Es decir, el recuento minucioso de sondeos estatales que realiza RealClearPolitics todavía le augura una amplia victoria en noviembre.

Pero, ciertamente, no existe en estos momentos un clima de triunfalismo en el Partido Demócrata. "Los demócratas están preocupados. Hemos tenido la experiencia de dos duras últimas elecciones presidenciales y es fácil perder la confianza", afirma el analista Tad Devine, que fue uno de los responsables de la campaña de John Kerry.

El diario The Washington Post publicaba esta semana un reportaje en el que varios portavoces demócratas expresaban preocupación por la falta de respuesta de Obama a la nueva estrategia agresiva de McCain. "Hay que contraatacar", decía uno de ellos. Sin embargo, Obama no está cómodo en el intercambio de golpes bajos y no es probable que acuda a esos métodos. "Esta campaña no se va a guiar por lo que digan los analistas en la televisión", asegura Bill Burton.

Obama y McCain estarán, por primera vez, juntos sobre un escenario el próximo sábado, con ocasión de un encuentro de grupos religiosos en California. Será la primera oportunidad de conocer si en las arenas hawaianas se ha generado una nueva de estrategia. O un nuevo Obama.

Obama interviene en un acto en Honolulu el pasado viernes.
Obama interviene en un acto en Honolulu el pasado viernes.AP

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