Antonio Gava, destacado democristiano italiano
Se le acusó injustamente de colaborar con la Camorra
Gafas grandes, sombrero negro, un bastón de madera con mango de marfil y el inevitable cigarro en la boca: es esta la imagen que los italianos conservan de Antonio Gava, uno de los políticos democristianos más influyentes de la posguerra, que murió ayer en su casa de Nápoles a los 78 años. Fue siete veces ministro y durante 25 años fue el líder más destacado de la región de Campania, antes de ser acusado en 1993 de tener relaciones con la Camorra, la mafia local.
Construyó su carrera y su poder en Nápoles en los años setenta y ochenta. Fue líder en la región de Campania del histórico partido Democracia Cristiana (DC), que gobernó el país durante cuatro décadas tras la Segunda Guerra Mundial. Junto a Arnaldo Forlani y Vincenzo Scotti fue fundador de una gran corriente interna de la DC, la Alianza Popular (o Pacto Doroteo). La prensa italiana lo recordó ayer como un "tejedor" de alianzas por haber logrado el Caf, es decir, un acuerdo entre los dos líderes de la DC, Arlando Forlani y Giulio Andreotti, y el líder del Partido Socialista Bettino Craxi.
Aprendió los entresijos de la política de su padre, exponente destacado del catolicismo antifascista, quien fue también 13 veces ministro en los cincuenta y sesenta. Tras ejercer en varios cargos de político local, entró en el Parlamento por primera vez en 1972. En 1980 fue elegido ministro de Relaciones con el Parlamento en el Gobierno de Forlani; luego, de Telecomunicaciones, y dos veces del Interior. Fueron años complicados, en los que el país cambiaba de Gobierno dos veces al año de media. Dejó la política tras padecer un ictus en 1990.
Caminaba ya hacia una pacífica jubilación cuando le cayó encima la acusación infamante de "colusión con la mafia". En 1993, un mafioso arrepentido le acusó de ser protector político del boss Lorenzo Nuvoletta. También fue acusado de intercambiar favores por votos con la Camorra y de mantener cercanas relaciones con dos líderes criminales de entonces: Raffaele Cutolo y Carmine Alfieri.
Su hijo Gabriele, que fue su abogado defensor, tardó 13 años en desmontar todas las acusaciones. El juicio se cerró con una absolución plena hace dos años y la petición de una indemnización sin precedentes: 38 millones de euros (3 por no haber podido desemplear su actividad profesional, 10 por daños fisicos, 10 por daños morales y 15 por daños de imagen). Su versión la escribió en el libro Lo cierto y lo denegado. Tras todas estas vivencias, estaba ya muy enfermo. Hace dos días fue internado con pronóstico crítico en el hospital. Ya no salió.
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