EE UU mantiene en el 2% los tipos
El banco central destaca por igual el riesgo de inflación y la debilidad económica
La Reserva Federal (Fed, el banco central de Estados Unidos) se abstuvo ayer de recetar nueva medicina al paciente, porque no tiene clara la evolución de la enfermedad. El paciente es la economía norteamericana, muy presionada por los riesgos de recesión, pero también por el aumento de la inflación. Ante ese panorama -y coincidiendo con el primer aniversario del colapso del mercado de crédito-, la Fed optó por la acción menos arriesgada: quedarse donde está, con los tipos estables en el 2%.
La incertidumbre impide que el equipo de Ben Bernanke se decante por una estrategia clara hacia el encarecimiento o la rebaja del precio del dinero. La Fed, que tardó en reconocer la dimensión de la crisis financiera, se esfuerza ahora por demostrar que controla la situación.
Pero la economía sigue débil. Y los mercados financieros, frágiles. La economía estadounidense creció un 1,9% durante el segundo trimestre, pero podría sufrir un nuevo tropiezo en la recta final de 2008. La combinación de la caída en el precio de la vivienda con el incremento del desempleo, las restricciones al crédito y el alto precio de la energía harán la vida difícil a las empresas y los hogares, al menos hasta bien entrado el año próximo.
La Fed bajó los tipos por última vez en abril, tras una sucesión de fuertes recortes. En unos meses, el precio del dinero pasó del 5,25% al 2% ante el temor a una posible recesión. Con el Banco Central Europeo (BCE) decidido a dejar intactos los tipos en el 4,25% en su reunión de mañana, la clave de la decisión de ayer estaba en el lenguaje utilizado por Bernanke. Y el presidente de la Fed se decantó por un tono absolutamente neutro. "Los riesgos a la baja sobre el crecimiento permanecen, pero los riesgos al alza sobre la inflación son significativos", aseguró Bernanke en un comunicado. En plata: no hay razones para bajar ni para subir los tipos, a pesar de que uno de los miembros de la Fed se mostró partidario de un repunte.
Wall Street tenía claro que no habría variaciones. Los mercados presumen que los tipos permanecerán estables mientras los bancos necesiten liquidez y suba el paro. Y que cuando llegue el momento -aunque la cercanía de las elecciones presidenciales dificulta la toma de decisiones-, la subida será escalonada. Los expertos aseguran que la debilidad de la economía entorpece ahora un repunte del precio del dinero, y la fuerte caída del petróleo y las materias primas ofrecen margen de maniobra para pensárselo antes de mover ficha.
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