La artesanía del frío
La Sierra de Guadalest es traicionera. Sus mujeres lo sabían. Esperaban al turista desprevenido; al turista playero que se escapaba de Benidorm en los años setenta para visitar esta localidad montañosa. En pantalones cortos y camiseta el frío les sorprendía en la sierra.
Durante muchos años, las mujeres de Castell de Guadalest aprovecharon el descuido de los veraneantes para crear una industria artesanal hoy en vías de extinción. Las mantillas hechas a mano dentro de los propios hogares, se vendieron durante muchos años para cubrir del frío a quienes visitaban estas tierras.
Castell de Guadalest, un pueblo, de apenas 200 habitantes posee un pequeño museo etnológico en una antigua casa de labradores, donde se pueden admirar ejemplos de esta artesanía.
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