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Reportaje:Fiestas de la Blanca

De la Plaza de España a la multiusos

El viejo coso vitoriano cerró después de ser testigo de 126 años de historia

Cuando una plaza de toros cierra sus puertas se suele marchitar una pequeña que parte de la historia de la ciudad, ya que, el chirriar de sus goznes provoca que, inexorablemente, desemboquen en el río del olvido multitud de pasajes y vivencias acaecidos en el interior del coso.

La situación se agravaba en el caso de la vieja plaza de Vitoria, que, en el momento de su clausura, acaecido en el año 2006 tras 126 años de historia, contemplaba el último hito de un paulatino languidecimiento de la salud de la afición taurina en la capital Gasteiztarra.

Se corría el riesgo de perder un activo histórico hondamente enraizado en la cultura vitoriana, en cuya Plaza de España, comenzaron a celebrarse los primeros festejos taurinos allá por finales del siglo XVIII para pasar, a partir de 1852 y durante poco más de treinta años a la primera plaza de toros de la ciudad, situada en el tramo conocido como 'El Resbaladero' en terrenos que hoy quedarían ubicados entre las céntricas calles, Olaguibel y Fueros.

La primera plaza estaba situada en el tramo conocido como El Resbaladero
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Recortes antes de que empiece la feria

Sepultados en la memoria podían haber quedado también, los paseíllos de ida y vuelta a la plaza de toros protagonizados por los blusas durante las fiestas de la Virgen Blanca como aquel que culminó en serenata en las puertas del Hotel Quintanilla, situado en la casa que hace esquina entre las calles Dato y San Prudencio, donde estaba alojado el primer gran califa del toreo, el cordobés, Rafael Molina 'Lagartijo', quien esa tarde les había brindado un toro en clara muestra de hermandad.

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La arena vitoriana ha sido durante su historia testigo de multitud de gestas protagonizadas por las figuras del toreo de las distintas épocas, conscientes, en cualquier caso, de la capital importancia de la feria de la Virgen Blanca. Dentro de la pléyade de toreros triunfadores, pueden destacarse, Manolete, Luis Miguel Dominguin, Antonio Ordóñez, o Santiago Martín, El Viti.

Por lo tanto, aunque sólo fuera para preservar, en favor de sus conciudadanos, la memoria histórica de la fiesta de los toros en Vitoria cabe ofrecer un relanzamiento de la actividad taurina propiciado en los dos últimos años por Vitauri, comisión gestora del moderno coso multiusos inaugurado en el año 2006.

La idea básica que mantenía el Ayuntamiento, entonces presidido por Alfonso Alonso, era encardinar el pasado y el futuro de los toros en la capital alavesa, superando un presente, en esos momentos, que se antojaba complicado. En definitiva, los carteles no ayudaban en exceso a potenciar un tradición que se había ido construyendo en el viejo coso vitoriano. Entre una y otra partes se llegó al acuerdo para inyectar savia nueva. Ahora el máximo logro de los aficionados vitorianos que actúan como nuevos gestores de la fiesta ha consistido en diseñar un ciclo que respeta fielmente el entronque de la fiesta taurina en la cultura vitoriana.

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