Juegos malabares
Se nos aseguró, por activa y por pasiva, que no había ningún tipo de crisis.
Pasado un tiempo se nos dijo que lo que realmente había, eso sí, era una cierta desaceleración.
Más tarde, visto lo visto, se llegó al punto de tener que admitirla, aunque de una manera leve y contradictoria.
La siguiente fase ha sido la de aceptar que el tema económico anda pero que bastante chungo.
Y es que el ciudadano se encuentra con la hipoteca a la que casi no puede hacerle frente, los tipos de interés por las nubes, los precios de los productos básicos cada día más caros, mientras el sueldo permanece estancado.
Así que no nos queda otra, como me cuenta mi sabio vecino, que confiar en la Divina Providencia.
Añadiéndome también que los políticos no suelen ser gentes de fiar, siendo capaces -según les convenga- de hacer auténticos juegos malabares con la herramienta del lenguaje. Pues eso.
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