Contratar al pariente

El hombre es el único animal que tropieza dos veces en el mismo hermano. El vicepresidente de la Generalitat y responsable de sus relaciones internacionales, Josep Lluís Carod Rovira, acaba de designar a su hermano Apel·les como nuevo delegado de la institución en Francia.

Hay reincidencia: en el primer tripartito, Josep Lluís ya nombró a Apel·les director general de Asuntos Interdepartamentales. Pese a la repetición, también hay sorpresa, porque el Ejecutivo catalán siempre dijo que sus embajadores responderían a un perfil de experto en relaciones exteriores: diplomáticos, por ejemplo. Apel·les es abogado.

"La familia que reza unida permanece unida", decía el famoso padre Peyton, un cura que organizaba cruzadas en favor de esa práctica piadosa. Pues ahora, la familia que come del presupuesto unida, debería recomponer su unidad, pues los hermanos Carod estaban bastante distanciados por las divisiones de Esquerra.

Lo lamentable del caso es que la oposición no podrá poner el grito en el cielo. Ni la de CiU, pues a Oriol Pujol Ferrusola, hijo del que fuera president, le empleó su padre... en el mismo puesto que antes desempeñara Apel·les. Ni la del PP, pues Jorge Fernández Díaz, cuando fue delegado de Trabajo, contempló cómo su Administración contrataba a su mujer, a tres hermanos (Isabel, Javier y Carmen), amén de tres cuñados y algún primo. Claro que ha llovido mucho desde entonces.

Hay que hilar fino en estos asuntos. Una cosa es contratar a un pariente como subordinado. Y otra, que esposos o hermanos se presenten a las elecciones y sigan su vocación política en paralelo. Es el caso de Felipe González y Carmen Romero, de José María Aznar y Ana Botella, de los hermanos Maragall, de los Nadal, de Joan Saura e Imma Mayol...

Lo de los Carod entronca más bien con lo de los Chaves: Leonardo es director general de Tecnología e Infraestructuras Deportivas de la Junta de Andalucía que preside su hermano Manuel. O los Matutes: Stella, hija de Abel, fue consejera del Gobierno balear de Jaume Matas.

El caso más lindo es el de la diputada del PSC Meritxell Batet, que casó con José María Lasalle, diputado del PP. Ahí, nada de nepotismos.