Hipocresía coyuntural
Paseando por los barrios del extrarradio de París, viendo a decenas de personas buscando una lechuga en buen estado por debajo de los puestos en mercados improvisados en plena calle, observando las manos sucias y arrugadas al acariciar a sus hijos con camisetas rotas y envejecidas, me pregunto sobre el funcionamiento de la economía en nuestras sociedades. Quienes debaten ahora sobre los plazos de finalización de esta crisis, quienes juegan con meses, cifras y porcentajes, no son conscientes de lo irritantes que son sus palabras, sobre todo para quienes no han podido distinguir entre bonanza y crisis. Subvenciones a las grandes financieras y a los grandes bancos, ayudas a los entristecidos empresarios de la construcción, en definitiva, fondos públicos para los "peor" parados de una crisis económica que ellos mismos han contribuido a establecer. Es cierto, hay personas que apenas notarán las dificultades económicas. Aquellas que llevan toda su vida del brazo de sus hijos rastreando lechugas en buen estado por debajo de los mercados no están en condiciones de establecer distinciones. Llevan toda una vida tragando basura. Mientras, nos seguirán intentando hacer creer que todo es una cuestión coyuntural, nada que ver con el planteamiento estructural del sistema. Pura hipocresía.
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