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Reportaje:

La herencia de los congresos

Tregua en ERC y el PP tras los disputados cambios de dirección

Enric Company

El súbito calentamiento de las negociaciones con el Gobierno central para la financiación de la Generalitat ha apagado de golpe el eco de los cuatro congresos de partido celebrados en Cataluña en un mes. Pero la digestión y aplicación de lo acordado en ellos no es fácil. Dos de estos partidos, Esquerra Republicana (ERC) y el PP se hallan en pleno aterrizaje de nuevos dirigentes obligados a pacificar sus respectivas huestes después de ásperas disputas. Los otros dos, Convergència Democràtica (CDC) y el PSC, se han lanzado a una difícil competencia para ocupar el centro del campo de juego político.

- Olvidando a Carod. El nuevo secretario general de ERC, Joan Ridao, promueve una aproximación entre los cuatro sectores internos que se enfrentaron duramente en el 25º congreso. Lo intentó ya en el propio congreso con los carodistas, a los que estuvo a punto de integrar en el comité ejecutivo. Pero no lo consiguió. Desde entonces ha prodigado los gestos para facilitar el acuerdo, como la elección de un presidente del consejo nacional con un alto grado de consenso interno.

Ahora todo está pendiente de la renovación de las direcciones de las federaciones regionales y comarcales, que se celebrarán a la vuelta de las vacaciones. Esta renovación mostrará con precisión el peso de cada uno de los sectores: el carodista; Reagrupament.cat, de Joan Carretero, y Esquerra Independentista, de Uriel Bertran, además del mayoritario encabezado por Joan Puigcercós y Ridao. La respectiva fuerza en las organizaciones territoriales determinará la presencia a que cada sector puede aspirar en el comité ejecutivo. Los carodistas apuestan por retornar a la dirección, y si lo hacen, lo más probable es que les sigan también los otros dos sectores.

La sustitución de Josep Lluís Carod por Puigcercós en la presidencia de Esquerra no ha sido dramática, en contra de lo que en algún momento pudo preverse. Se ha abierto una tregua que durará, por lo menos, hasta que deba decidirse quién será el candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat en las próximas autonómicas. Si se agota la legislatura, la decisión no deberá tomarse hasta la primavera de 2010. Tanto Carod como Puigcercós aspiran a ser el candidato de su partido. Para Carod sería ya el cuarto intento.

- Convergència Democràtica. El congreso ratificó la apuesta de su líder, Artur Mas, para construir esa "casa grande del catalanismo" que echa en falta. Se prevé que en septiembre la "casa grande" comience a ser algo más que un mero enunciado. Será entonces cuando la Fundación Trias Fargas organice los debates en torno a los cuales se pretende ir creando la red de cooperación que ha de dar cuerpo al proyecto. Está descartado que la "casa grande" sea una nueva organización, formalizada al estilo de las plataformas de Ciutadans pel Canvi que Pasqual Maragall lanzó en 1998 para impulsar su primera candidatura a la presidencia de la Generalitat en asociación con el partido socialista. Pero algún grado de organización sí habrá de tener, y eso deberá concretarse ya a partir de septiembre.

- Socialistas negocian con socialistas.

La siempre difícil negociación de la financiación de la Generalitat se ha convertido en una prueba de fuego casi inmediata para lo dicho por los socialistas en su congreso. Lo que quedó de él fue el solemne compromiso del reelegido primer secretario, José Montilla, tomado en presencia de José Luis Rodríguez Zapatero, de atender antes a su responsabilidad como presidente de la Generalitat que a su condición de compañero socialista en unas negociaciones en las que la mitad de los protagonistas son gobiernos del PSOE y en las que el PSC se juega su credibilidad como partido catalanista. En la última semana han provocado ya una subida en flecha de la tensión entre La Moncloa y la plaza de Sant Jaume.

- Cohabitación en el PP. La cohabitación de la nueva presidenta regional, Alicia Sánchez-Camacho, y de la aspirante derrotada en el congreso, Montserrat Nebrera, ha resultado pacífica en las primeras semanas. Que se mantenga o no depende de cómo vayan las elecciones para la renovación de las direcciones provinciales, que han de celebrarse en el otoño.

Sánchez-Camacho ha asegurado que la dirección no va a interferir en ellas. Es decir, no habrá imposiciones de la dirección como la que la convirtió a ella misma en la candidata oficial y dio paso a un importante voto de castigo en el congreso capitalizado por Nebrera. Esta situación ha abierto, sorpresivamente, el debate acerca de la conveniencia de que el PP catalán disponga de un mínimo grado de autonomía, tal como pretendía el defenestrado Josep Piqué.

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