Brooklyn, jazz y rosas
Prospect Park, una joya botánica, y los escenarios de Paul Auster y Walt Whitman. Nueva York no es sólo Manhattan
He empezado a tomarle cariño a mi barrio", dice el protagonista de Brooklyn Follies, la penúltima novela de Paul Auster. Se refiere en concreto a las inmediaciones del Prospect Park, una silenciosa zona de Brooklyn. De hecho, lo que busca el personaje austeriano es "un sitio tranquilo" que al viajero seguramente le pasará inadvertido frente a los infinitos atractivos de Manhattan, al menos en una primera visita. Pero bien merece la pena desplazarse desde la Gran Manzana, o cualquier otra parte de Nueva York, para conocer ese esplendoroso espacio verde que además cuenta con otros dos atractivos: el Jardín Botánico y el Museo de Brooklyn.
Así como el Central Park constituye una suerte de oasis de paz y oxígeno en medio de la gran ciudad, el visitante que pise Prospect Park podrá trazar similitudes enseguida con aquél; éste es más pequeño, desde luego (237 hectáreas), y sus alrededores son calles abiertas sin rascacielos que otear más allá de los árboles. Pero la forma en que están pensados los dos guarda similitudes; no en vano fueron concebidos por los mismos arquitectos, Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux, quienes proyectaron el parque Prospect en los años sesenta del siglo XIX y desarrollaron antes y después, tanto juntos como por separado, un intenso trabajo por todo el país a medida que veían cómo crecía la población y se ensanchaban las urbes; surgía así la necesidad de no renunciar del todo al contacto con la naturaleza.
Y con esta filosofía nació el idílico Prospect Park y la que se mantiene hoy día, no sólo ofreciendo a la gente mil y una maneras de ocupar el tiempo de ocio, sino también pidiendo su colaboración altruista, por medio de grupos de voluntarios, para el mantenimiento y la preservación de su bosque, de sus 30.000 árboles, de sus puentes y cascadas...
Esta idea tan estadounidense de entregarse a la comunidad se hace especialmente ostensible en un parque muy orientado a la familia y a la educación de los más pequeños: en el zoológico se realizan actos para que los niños observen muchas clases de animales; pero también se enseña a mirar hacia arriba, pues cientos de aves migratorias eligen el parque para reposar de su viaje por el Atlántico.
Música en el parque
Ciertamente, las propuestas son numerosas: existen lugares idóneos donde celebrar aniversarios o incluso bodas; un lago donde remar o subirse a un barco en el que dar una vuelta mientras se degusta una copa de vino y unas rodajas de queso; una pista de patinaje sobre hielo, el Lakeside Center, abierta cuatro meses al año, y diversas áreas en las que practicar varios deportes. Toda esta actividad al aire libre, claro está, se intensifica en verano; el plato fuerte entonces es su festival anual, que acoge 25 conciertos gratis durante nueve semanas; se trata del Celebrate Brooklyn, que este año inauguró Isaac Hayes; mientras que en otro rincón del parque se pudo escuchar un recital de la soprano Angela Gheorghiu y el tenor Roberto Alagna, junto con la Metropolitan Opera Orchestra and Chorus.
En el noreste del Prospect, y sólo separado por una larga avenida que lo corta de lado a lado, se halla el Jardín Botánico, fundado en 1910, que, como bien refleja su Guía de programas, presenta una enorme cantidad de eventos para niños y adultos. Pasear por este jardín es un regalo para la vista, tal es la variedad y belleza de flores y árboles, más de 10.000 clases de plantas de todo el mundo.
Al igual que el Prospect, el Botanic Garden también está pensado para proporcionarle al visitante un contacto directo con la naturaleza: se anima al caminante a tocar y oler las diferentes fragancias de las flores; a pararse frente al Shakespeare Garden, donde se reúnen todas las flores mencionadas por el dramaturgo en sus obras; a que los niños descubran el hábitat de los patos y tortugas que viven allí; a conocer las hierbas medicinales y culinarias del Herb Garden; o a visitar el invernadero, lleno de plantas tropicales. Un edén botánico que además se aliña con un fondo musical en el periodo estival: June is Rose Month (Junio es el mes de la rosa), dice el lema del Jazz & Roses, una serie de conciertos que cualquiera puede disfrutar tumbado en la hierba, rodeado de 5.000 rosas de 1.400 especies diferentes, a la hora del atardecer.
Un museo colosal
¿Concebiría alguna de sus Hojas de hierba Walt Whitman, que tanto tiempo vivió en Brooklyn, en algún lugar del Prospect Park? Los Estados Unidos que vio de cerca el escritor, asistiendo a los heridos de la guerra civil de 1862, están bien representados en otro de los alicientes de la zona: el Brooklyn Museum, uno de los más grandes y antiguos de la nación. Construido a finales del siglo XIX, su fachada muestra un aspecto colosal, y en cuanto se cruza la puerta, una serie de hermosas estatuas de Rodin te dan la bienvenida en el gigantesco vestíbulo.
Son ocho dólares de entrada bien aprovechados, porque visitar los cinco pisos del edificio es un viaje por el arte de bastantes épocas y civilizaciones: quedan representados el arte africano, latinoamericano, asiático, egipcio, islámico, europeo y de las islas del Pacífico, a veces tanto tradicional como contemporáneo. Sin embargo, las salas del quinto piso, donde se aprecian los cuadros y las estatuas estadounidenses -más algunos objetos, ya reliquias, de la vida cotidiana de antaño-, parecen desordenadas, pese a su intención de establecer cierta cronología, desde el significativo cuadro de Francis Guy Winter Scene in Brooklyn (de alrededor de 1820), pasando por las piezas que abordan la vida de los indios y los retratos de los primeros presidentes del país, hasta el nonobjective art y las tendencias a partir de 1945.
Esta isla de flores, música y arte en el corazón de Brooklyn resulta verdaderamente vigorizante. Quién sabe cómo afecta al ánimo el sitio en que uno vive, pero lo cierto es que al protagonista de Brooklyn Follies, instalándose a una manzana del Prospect Park, la vida le dará un vuelco. Había acudido allí buscando un sitio donde morir en paz, y la paradoja para él es que el barrio -y, sobre todo, el contacto con las gentes que respiran el aire procedente del parque- le proporcionará justo lo contrario: el sabor, renovado, de una existencia plena.
» Toni Montesinos es autor de la novela Solos en los bares de noche (Mondadori).
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Guía
Cómo ir
» KLM (www.klm.com;
902 22 27 47) tiene vuelos de Madrid y Barcelona a Nueva York (JFK) con una escala desde 747 euros, tasas
y suplementos incluidos.
» Continental Airlines (www.continental.com; 900 96 12 66) tiene vuelos directos entre Madrid y Nueva York desde 933,45 euros, tasas y suplementos. Desde Barcelona, a partir de 974,45 euros.
Visitas
» Jardín Botánico de Brooklyn (001 71 86 23 72 00; www.bbg.org). 1000 Washington Avenue, Brooklyn NY. Abre de 8.00 a 18.00, de martes a viernes, y de 10.00 a 18.00, sábados, domingos y festivos. Entrada, 5 euros.
» Museo de Brooklyn (001 71 86 38 50 00; www.brooklynmuseum.org). 200 Eastern Parkway, Brooklyn, Nueva York. Abre de 10.00 a 17.00, de miércoles a viernes, y de 11.00 a 18.00, sábados y domingos. Donación sugerida al entrar, 5 euros.
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