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El cortés secuestrador del Báltico

Desarticulada en Málaga una peligrosa banda responsable de varios raptos

Juan Diego Quesada

-¿Le importa que fumemos? El corpulento jefe de una banda secuestradores le preguntó a su rehén, un ciudadano británico, si sus chicos podían echar una calada en el interior de su casa de Marbella. Habían asaltado su vivienda y le mantenían retenido. "Era un tipo muy violento. Aunque eso sí, muy educado", explica el inspector jefe del Crimen Organizado, Julio Bujalance.

La banda perpetró los secuestros con armas de guerra y extrema violencia

La Policía Nacional y la Guardia Civil, en una operación conjunta, han descabezado esta organización criminal dirigida por M.D., uno de los delincuentes más buscados de Lituania, un pequeño país situado a orillas del mar Báltico. La familia del británico pagó un rescate de medio millón de euros, en 2004, y la banda volvió a su país para reorganizarse.

Y volvieron a Andalucía en 2007. La policía está convencida de que el año pasado perpetraron al menos dos secuestros express en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y Mairena de Alcor (Sevilla). Los delincuentes se asentaron en la comarca de la Axarquía y echaron mano de este tipo de extorsiones, de corta duración pero muy sangrientas, surgidas en México a finales de los noventa, invención de los cárteles en decadencia.

El cabecilla mandaba y los demás obedecían. Un ciudadano checo, de 38 años, era su mano derecha y se dedicaba a la logística e infraestructura de la organización. El hermano del líder y un compatriota eran "dos meros soldados" que se dedicaban a obedecer órdenes.

La Udyco de la Costa del Sol y el Grupo de Patrimonios localizaron a la organización e iniciaron una operación conjunta que bautizaron como Robocop, en honor a la fuerza que exhibía el cabecilla. El alférez de la Guardia Civil, Jerónimo Pérez, asegura que el jefe aprovechaba su físico para llevar a cabo directamente los secuestros. Los delincuentes, según los investigadores, extremaban la seguridad con contravigilancia y planificaban de manera "exquisita" sus secuestros. Seguían a sus víctimas durante semanas y anotaban minuciosamente todos sus movimientos.

La banda asaltaba también chalés y empleaba gran violencia al utilizar armas de guerra durante las operaciones. Se les imputan, entre otros delitos, robos en viviendas y coches, falsificación, tenencia ilícita de armas militares y asociación indebida. En la costa de Torrox montaron un piso franco, en el que la policía ha intervenido 1,2 millones de euros en falsos billetes de 500 euros. Los investigadores no creen que fuesen a introducir el dinero en el mercado, pues son una burda imitación. En las esquinas de los billetes, en rojo, se puede leer falso, y su color es de pésima calidad. La policía sospecha que los iban a utilizar para engañar a otras bandas en transacciones con droga.

En el apartamento de Torrox guardaban un arsenal: dos armas de fuego, un subfusil, armas de guerra, tres coches robados, chalecos antibalas y un lanzadestellos similar al de la policía. Los cuatro detenidos pasaron a disposición judicial y se decretó su ingreso en la prisión de Alhaurín. Ahí sólo podrán fumar en el patio.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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