Soria Digital Terrestre
Para muchos adictos a la tecnología, la última emoción registrada fue el tránsito informático del año 2000, sobre el que no pocos profetas diletantes pronosticaron un apocalipsis del conocimiento. El próximo hito será el apagón analógico de la televisión y el advenimiento de la televisión digital terrestre. Muchos televidentes enterados no se van a considerar cómodamente instalados en el siglo XXI hasta que llegue la dichosa digitalización. Quede claro que para el común de los españoles eso de la televisión digital terrestre (TDT) es un arcano escondido tras unas siglas capicúa. Por más que lo explican los vendedores de televisores, lo único que queda claro es que habrá más canales, la pantalla se verá con más nitidez y maravillará su colorido. Una nueva demostración de que el progreso no se detiene, mal que nos pese.
Bien, pues en este salto tecnológico la avanzadilla será Soria. A partir de hoy, la capital del Duero y otros 160 municipios de la provincia serán los audaces exploradores de la TDT. El Ministerio de Industria ha quemado sus naves audiovisuales -las de los sorianos, no las de Industria- y les ha dejado sin televisión convencional. Todos los españoles que no puedan soportar la zozobra que les produce el cambio a TDT previsto para abril de 2010 -no serán demasiados- podrán consultar con amigos, familiares o conocidos sorianos para ser informados detalladamente de cómo marcha el invento. Que si se ve bien, que si cómo se sintonizan los canales, que si funcionan los descodificadores... Todo un mundo de intensas experiencias que Soria vivirá como adelantada de la nueva civilización.
Habrá quien masculle que el proyecto Soria TDT convierte a los hogares sorianos en cobayas del laboratorio digital. Maledicencias. El ministerio de Sebastián se ha gastado 3,2 millones para que en 2010 todo lo que pueda salir mal o regular sea corregido en Soria. Si persiste la fiebre de las pruebas piloto, se podrían testar con grupos de prueba otro tipo de transiciones, como la del PP al liberalismo auténtico, la del PSOE al realismo económico o la del PNV desde al carlismo nacionalista al civismo del siglo XXI. Aunque éstas son más difíciles.
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