El aeropuerto de Reus se convertirá en el nudo de comunicaciones del Camp de Tarragona
La zona situada junto al aeropuerto de Reus se convertirá en el futuro en un auténtico centro neurálgico de comunicaciones de la zona de Tarragona, cuyas principales poblaciones quedarán interconectadas, entre sí y con el exterior, con medios de transporte públicos. Especialmente el tren, pero también con tranvía y carreteras. En este punto, quedará ubicada la estación de Renfe de Tarragona, que comunicará con la del AVE en Perafort. La actual estación se trasladará desde su ubicación actual, y el tramo de vía que ahora discurre por el litoral se desplazará hacia el interior de la ciudad y se soterrará. De este modo, Tarragona cumplirá un viejo sueño: eliminar el cinturón de hierro que actúa como una barrera que dificulta el acceso a las playas.
Este es uno de los aspectos más destacados del Plan Territorial del Camp de Tarragona, de cuya aprobación inicial daba cuenta ayer el Diario Oficial de la Generalitat. Se trata de uno de los siete planes territoriales con los que el Gobierno catalán pretende planificar el territorio, estableciendo las líneas maestras del urbanismo del futuro, con el horizonte puesto en 2026. Tras la aprobación inicial, el documento estará tres meses en exposición pública. El secretario para la Planificación Territorial de la Generalitat, Oriol Nel.lo, indicó no obstante que es un plan que asume las más de 200 alegaciones e ideas presentadas al anteproyecto, divulgado el año pasado a través de más de 30 actos de presentación pública.
El Plan Territorial pretende regular y dotar de infraestructuras un área económicamente muy dinámica, considerada la segunda de Cataluña, después del área metropolitana de Barcelona, para favorecer un crecimiento urbanístico ordenado, según explicó Nel.lo. Ésta era una necesidad que venían planteando a la Generalitat tanto los ayuntamientos como sectores de la sociedad civil.
El Plan diseña un modelo de crecimiento supramunicipal y la potenciación de ciudades medianas. Entre otras medidas, establece la preservación de las zonas vitivinícolas y desaconseja las urbanizaciones inconexas de los núcleos urbanos. En el caso de la ciudad de Tarragona, propone evitar la urbanización en las proximidades del polígono petroquímico, donde actualmente reside casi la mitad de la población.
