_
_
_
_
Reportaje:música

Juerga en alta mar y 'blues'

La fauna del FIB busca alternativas musicales en su tercera jornada

Gerardo Cartón, director general de la discográfica independiente PIAS, lleva desde el jueves con una sonrisa dibujada en la cara. La noche del viernes consiguió por fin dar forma a la idea que llevaba masticando los últimos ocho meses. Un sueño hecho realidad a 700 metros de la costa castellonense. Consiste en un barco alquilado, gracias a un sponsor, que tras sortear la ilegalidad y conseguir una licencia de "procesión religiosa en alta mar", se ha convertido en el after de moda del FIB Heineken.

El viernes el bote-fiesta se llenó con 70 afortunados fibers y algunos artistas. "Sólo hay dos condiciones para asistir a esta juerga", explicaba ayer Gerardo en la cafetería de su hotel, mientras -¡viva el surrealismo!- un tipo disfrazado de Superman recorría el vestíbulo en dirección a la piscina. "Para subir al barco es imprescindible espíritu aventurero y no marearse fácilmente".

Es lo que le ocurrió en alta mar a David Kano, productor y cerebro del grupo Krakovia y Cycle. "Tío, yo no puedo más. Estoy fatal. Tengo que volver a tierra firme que no me he traído la Biodramina", avisó David, tipo duro con tatuajes y patillas de rockero. A bordo se esperaba la presencia de los invitados de honor: los New York Dolls, que al final no asistieron y montaron su propia juerga en la habitación de su hotel, dicen, junto al guitarrista Raimundo Amador. Una pequeña vicisitud que no arruinó la fiesta. "Más bien, fiestón", precisaba Gerardo bajo su gorra sin síntomas visibles de resaca. El barco volvió a contar ayer con lo más selecto del festival. A las ocho de la tarde Gerardo recorría ya el recinto en busca de nuevos afortunados.

A esa misma hora Jon Spencer, bluesman enjuto y talentoso daba guitarrazos con su banda Heavy Trash en la tercera jornada del festival. Jon apareció con un elegante traje y, pese a los primeros problemas de sonido, escarbó entre los surcos del blues moderno y cavernoso. Enfrente tenía a la invasión británica -la cifra de extranjeros supera con creces el 50%- que poco a poco había mudado su color de piel. Del rojo cangrejo a un moreno uniforme y tranquilizador.

Como el de la maquilladora de artistas Louise Pye, de 23 años, que apuraba un perrito caliente a la espera de que The Ting Tings comenzase su actuación. Antes de que la rubia cantante del dúo británico, Katie White, saliese al escenario, Louise comentaba la jugada: "Lo del sol está muy bien. Se agradece", reía con acento de Manchester, vestido multicolor y pelo naranja, "pero lo mejor y la gran diferencia del FIB con los festivales británicos es la limpieza. Aquí da gusto estar". Por eso no le duele la conciencia por haber gastado 450 libras, casi 600 euros (avión y entrada), en este viaje. Dinero bien aprovechado. Sobre todo porque esta noche iba a ver a uno de sus grupos preferidos: el dúo de nuevo soul Gnarls Barkley, que junto a Raconteurs, Tricky y The Kills dotaron de sentido al día de ayer.

Aunque no sólo de música vive el fiber. Otros detalles curiosos se repiten a las afueras de Benicàssim. Como las aglomeraciones bajo los cartelones que anuncian una suculenta paella y el proyecto artístico de Cecilia Martín que ha reconvertido las antiguas cabinas telefónicas en espacios de silencio. Un sitio ideal para contestar las inoportunas llamadas de mamá. "Que sí, que está todo bien", se oía decir a un adolescente sin camiseta. "Hay duchas, mamá, así que no te preocupes. Lo único malo es para dormir, que hace mucho calor". Con noches como la de ayer, ¿quién dijo sueño?

Dos jóvenes <i>fiberas</i> celebraban la noche del sábado, una jornada de transición a la clausura, hoy, del FIB Heineken 2008.
Dos jóvenes fiberas celebraban la noche del sábado, una jornada de transición a la clausura, hoy, del FIB Heineken 2008.ÁNGEL SÁNCHEZ
Los asistentes al FIB se protegen del calor y toman fuerzas para las actuaciones de ayer por la noche.
Los asistentes al FIB se protegen del calor y toman fuerzas para las actuaciones de ayer por la noche.ÁNGEL SÁNCHEZ

La verbena 'cool'

Un par de imágenes de la madrugada del viernes servirían para ilustrar el eclecticismo y los contrastes que envuelven a esta edición del FIB. Pasada la media noche My Bloody Valentine resucitó el fantasma del ruidismo indie de los noventa. El plan consiste en distorsionar al once las guitarras y mantener una nota el máximo tiempo posible. El resultado final se asemeja mucho a ser absorbido por la turbina de un avión. Así se pasaron los últimos cinco minutos de su concierto My Bloody Valentine. Todo un exceso. Las almas sensibles no acostumbradas a ese estilo tan habitual en las primeras ediciones del festival se tapaban los oídos para evitar tal estruendo. Una hora después, el panorama era bien distinto. El británico de origen libanés Mika montaba una colorida fiesta repleta de confeti y falsetes. Lluvia artificial, conejos gigantes y despampanantes bailarinas sacadas del público. ¿La conclusión? My Bloody Valentine, con fama de grupo de culto, aburrió. Mika y su pop comercial, mirado con recelo por muchos, salvaron la noche.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_