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Crítica:críticas increíbles | el tiovivo
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Entre Helsinki y Ciudad del Cabo

El cineasta metido a crítico que escribe estas líneas confiesa su doble admiración por el artista finés y el escritor surafricano. Hay un largo camino entre Helsinki y Ciudad del Cabo, pero ambos autores son vecinos silenciosos, discretos, tanto, que no se habían tratado hasta ahora. El que el finlandés Kaurismäki adapte para la pantalla al surafricano Coetzee no supone más extrañeza que la que se desprende de cada uno por separado. Diario de un mal año es una película respetuosamente desesperada, de una tristeza elegante, con un personaje razonablemente apasionado, un tal JC, que es trasunto del propio Coetzee en la novela -aunque el autor se presente a sí mismo más viejo de lo que es, como con 10 años más-. Sin embargo, Kaurismäki confía el papel a un actor con menos años, que no aparenta ni siquiera los sesenta y pico del novelista. La película transpone el argumento de la novela más que como una adaptación basada en la fidelidad o infidelidad al texto, con vínculos de verdadera amistad hacia él.

'DIARIO DE UN MAL AÑO'

Dirigida por Aki Kaurismäki. 2008. Basada en el libro del mismo título de J. M. Coetzee. Intérpretes: Makku Peltola, Kati Outinen.

El argumento es más o menos éste: el escritor JC se siente atraído por una joven. La contrata como mecanógrafa, pese a su evidente impericia, para tenerla cerca. Anya, que es como se llama la joven, le cuenta a su novio Alan su trabajo con el escritor, que consiste en dejarse mirar mientras pasa al ordenador los escritos de éste. El escritor jamás le hace ningún avance, ni le dice nada que pueda interpretarse como un intento de ligue. JC tiene una mirada fría, correcta, pero se le nota una rienda interior, un freno invisible. Alan concibe la idea de robar al escritor, de extorsionarle y acabar con su mirada fría, imperiosa, perversamente correcta.

El texto original de Coetzee tiene una curiosa disposición tipográfica, por pisos en la misma página. Arriba está lo que dicta JC; abajo, lo que piensa y hace el mismo JC, y un piso aún más abajo aparece la relación violentamente sexual entre Anya y su compañero Alan.

Kaurismäki no divide la pantalla en partes para traspasar esto a imágenes. Simplemente sitúa la acción en dos apartamentos, uno encima del otro. Y cambia de una escena a otra según le conviene, en montaje paralelo. Cuando quiere dar las escenas de la pareja simultáneamente con las escenas de JC, se abre a un plano general, con los dos apartamentos a la vez. La simplicidad de este procedimiento complacerá a algunos y asombrará a otros. La dignidad de los personajes de la narración, incluso en los momentos más bajos de su comportamiento, siempre está a salvo. Si cada uno de nosotros escarba en lo profundo de su corazón, encontrará alguna clase de culpa. Pero si todos hemos cometido una falta, un delito, eso nos redime o nos condena por igual. Soy culpable ergo sum. Coetzee y Kaurismäki efectúan su punto de encuentro en Dostoievski. Crimen y castigo fue adaptado por Kaurismäki hace unos años, y, a su vez, Coetzee confiesa leer y releer, y aun saltársele las lágrimas, con Dostoievski, sobre el que ha escrito la novela El maestro de Petersburgo. No, no es fácil enjuiciar una película como Diario de un mal año, ni tampoco la novela preexistente al filme. Se trata de uno de esos casos en que la narración misma es más rica conceptualmente que la estricta reflexión, por muy rigurosa e indagatoria que ésta sea. La narración se medita y razona mejor en el transcurrir mismo de su andadura que abstraída de su propio caminar. La crítica, por muy iluminadora que pretenda ser, nos aleja de estos personajes complejos pero simplemente contados, crueles y tímidos. Aquí, narrar es pensar sin detenerse, sin la cortesía novelística con que un autor suele acompañar a sus personajes. Lo verosímil se sustituye por una verdad que es como un porrazo en la nuca.

Es película seca, sobria, pero no sombría. Hay una luz especial, colorista. En medio de esa sequedad, cualquier acción cotidiana -sacar el billete de metro, abrir una ventana, encender un cigarrillo- la agradecemos como una fiesta. Qué sencillo puede ser vivir, pero qué misterioso.

El director finlandés Aki Kaurismäki.
El director finlandés Aki Kaurismäki.REUTERS

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