Carver y Chéjov viven en Malasaña

José Luis y Antonio se dijeron que aquello no podía seguir así. Se habían conocido en un taller de escritura, donde compartían la pasión por el relato, y se dieron cuenta de que algo no funcionaba. Su género favorito, el cuento, ese ejercicio de extrema concisión, tenía un tremendo empuje en Estados Unidos y Latinoamérica, pero aquí, pensaron, casi nadie parecía tomárselo en serio. Había que hacer algo. Quizá montar una librería, pensaron muchas veces, junto a María, una amiga de Antonio. Sí, eso estaría bien. Pero dedicada exclusivamente al relato. Un lugar donde los devotos de las narraciones breves pudieran encontrar todos los títulos en catálogo. Y no sólo eso, un lugar que fuese un punto de reunión. Con charlas con autores, por ejemplo. El librero sería como los de antes, de los que saben recomendar pequeñas joyas.

Sus anaqueles acumulan 3.500 títulos, todos catalogados como relato breve

Y así fue. La librería se llama Tres rosas amarillas y abrió el pasado abril en pleno corazón de Malasaña, a tiro de piedra de la plaza del Dos de Mayo. Sus anaqueles ya acumulan más de 3.500 títulos. Uno de los tres socios fundadores, José Luis Pereira, es quien atiende y quien se encarga de husmear en internet los catálogos de las editoriales en busca de referencias a relato o cuento. "Somos la única especializada en cuento de España, según nos comentan editores y escritores", señala Pereira, con orgullo contenido, mientras sale a fumar un cigarrillo a la puerta, sobre los adoquines de la calle de San Vicente Ferrer. Los otros dos socios son Antonio Albors, empresario, y María Martinón, paleoantropóloga en el yacimiento de Atapuerca (Burgos). Ella es la que actualiza la web de la librería desde Burgos Tres rosas amarillas.

Es media tarde y aún quedan horas para el cierre. La librería abre hasta las diez, quizá para aprovechar la vida nocturna del barrio, que a esas horas empieza a despertar. "El público es muy variado; desde veinteañeros a octogenarios. Y la mayoría no hace una compra inmediata, sino que vienen a trastear un poco", indica Pereira. Se pueden encontrar a los clásicos, Chéjov, Carver, Cheever, Borges, Cortázar, Poe, Hoffmann, Maupassant, Henry James. Y también a contemporáneos en castellano, de Juan Eduardo Zúñiga, Jose María Merino, Javier Marías y Enrique Vila-Matas a los jóvenes Adolfo García Ortega, Eloy Tizón, Carlos Castán y Ricardo Menéndez Salmón. E incluso se exponen los vetustos y diminutos cuentos de Calleja, auqellos que se vendían con las chocolatinas hace medio siglo.

'Best sellers' a escala

La librería ya cuentan incluso con algún pequeño fenómeno literario. Como el de Primer amor y otros pesares (Anagrama), de Harold Brodkey, una voluminosa recopilación de relatos. "No es un libro para lectores primerizos", advierte el librero. "Para empezar, lo mejor es una antología de varios autores, para que pueda elegir".

El nombre de la librería lo tomaron del célebre cuento homónimo de Raymond Carver, en el que el autor estadounidense recrea la muerte de Antón Chéjov. De hecho, el escaparate evoca una escena crucial del relato. "Una botella de champán, tres copas, tres rosas amarillas y un tapón de corcho", enumera Pereira. "Lo escogimos porque simboliza la reunión de los dos grandes maestros del cuento, el clásico, Chéjov, y el contemporáneo, Carver".

Un género en auge

El cuento se ha ido abriendo un hueco de prestigio en España desde hace unos años. "A estas alturas, sólo los lectores perezosos, los editores comerciales y los críticos más toscos consideran el cuento como un género menor", señala desde la ciudad condal Fernando Valls, ex director de la revista literaria Quimera y profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona. "La aparición de premios como el NH Vargas Llosa y el Setenil (en Molina de Segura, Murcia); la reciente apertura de una librería dedicada en exclusiva al género, y el papel protagonista que el cuento ha adquirido en numerosos blogs literarios, están ayudando a su mayor difusión y prestigio", añade.

Un aficionado a la escritura, un empresario y una paleoantropóloga. Parece la premisa de un thriller de arqueología, pero quizá su empresa sea aún más arriesgada: abrir una librería justo cuando editores y distribuidores alertan de la inminente crisis del sector del libro. Y, precisamente también, cuando referentes juveniles como algunos futbolistas de la selección de fútbol admiten sin pudor que no han leído ningún libro.

Por ahora los tres socios están satisfechos. "Bueno, aún es pronto para hacer balance. Hace muy poco que hemos abierto, pero nos damos de plazo un par de años para ver si funciona", considera Albors. Bienvenidos sean.