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El jefe de policía de El Molar maniobró para evitar su detención

Los 16 acusados de traficar con drogas pasan hoy a disposición judicial

En el quiosco del municipio madrileño de El Molar (6.000 personas) se agotaron ayer los periódicos que contaban la detención del jefe de la Policía Local del municipio, Tomás Felipe, de 35 años, junto a al menos otras 16 personas, entre ellas dos guardias civiles. Al parecer, no fue fácil apresar al hombre. Los agentes que le seguían y le habían pinchado el teléfono le perdieron la pista cuando iban a arrestarle y estuvieron buscándole un buen rato hasta que dieron con él. Incluso siguieron a conocidos suyos.

Tomás Felipe, alias el Calabaza, y el resto de detenidos, acusados supuestamente de pertenecer a una red de narcotráfico, está previsto que pasen hoy a disposición del juzgado de Alcobendas, que instruye el caso y mantiene el secreto de sumario. Hasta hoy estaban en el cuartel de San Agustín de Guadalix.

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La operación, desarrollada por Asuntos Internos de la Guardia Civil, sigue abierta y, según fuentes de la investigación, habrá más detenciones. "Aún quedan piezas", explicaron. Desde la Guardia Civil aseguraron ayer que "lo gordo" está en el cuartel de El Molar, con 23 hombres destinados en el lugar. Pero por ahora, son sólo dos los agentes arrestados. Algunos vecinos apuntaron que uno de ellos, Francisco Yepes, que ronda la cuarentena, era aficionado al juego, por lo que tenía deudas. Yepes lleva 10 años en el pueblo y tiene condecoraciones. Sobre el otro arrestado, del que no ha trascendido su nombre, se dice que lleva poco más de un año en El Molar. Entre los civiles, al menos 14, que detuvieron entre la localidad de El Molar y la vecina San Agustín de Guadalix, estaba Sergio el Papelillos, un hombre de 28 años conocido en el lugar por el tráfico de drogas. Un vecino explicó que en su detención, que se produjo a la una del mediodía, juró vengarse del artífice de la redada. A otro de los arrestados se le conocía como Gonzo, y vivía cerca de la Guardia Civil.

EL PAÍS trató de nuevo ayer de obtener una declaración oficial de los responsables del Ayuntamiento de El Molar, dirigido por el Partido Popular. Ni el concejal de Seguridad, Juan Carlos Mingo, ni el primer edil, Emilio de Frutos Sebastián, se pusieron al teléfono. Cristina Cifuentes, responsable de organización territorial del PP en Madrid, indicó que no se pronunciarán hasta que tengan conocimiento oficial de los cargos que se imputan a Tomás Felipe.

"El menudeo en los soportales de la iglesia [a 100 metros del Ayuntamiento] lleva pasando cuatro años, en los morros de todos. Y nadie ha querido hacer nada", lamentaron fuentes de la Plataforma de la Zona Norte. Y apuntaron a que la red de venta de drogas la crearon unos pocos "que necesitaban dinero para las tragaperras y para ir a locales nocturnos". El club de carretera El Mirador, en la entrada de la localidad vecina de Pedrezuela, era supuestamente el centro de operaciones. Aunque el sábado, los porteros del lugar lo negaron.

La plaza del pueblo de El Molar era ayer un hervidero, donde se repetían las mismas frases que el día anterior. "Siempre ha habido mucha droga", explicaba una mujer. En uno de los bares del centro, su dueño, que decía ser amigo del policía detenido, atendía a la gente, cariacontecido. "Es una pena lo que está pasando. No me lo puedo creer", decía. Pero enseguida cambiaba de tema y bromeaba con los molareños y con la decena de periodistas que alteraron la normalidad del pueblo.

El grado de sorpresa ante las detenciones variaba según a quién se preguntara. Algunos corrían a defender al jefe de la Policía Local. Otros, en cambio, le acusaban de holgazán y mujeriego. "Éste no ha dado nunca palo al agua. La casa se la regaló su padre, y vivía con la mujer, pero como se iba de puticlubs y encima pagaba con la tarjeta, la mujer lo pilló y lo dejó", explicó un vecino, que aseguraba que se acababa de enterar de la noticia.

Pero el de este hombre, que no sabía lo que ha pasado en su pueblo de apenas 6.000 habitantes, era la excepción. Ayer, en El Molar, la mayoría de los oriundos se levantaron conociendo la noticia, sobre todo porque algunas detenciones se produjeron a plena luz del día.

En el número 5 de la calle de Los Membrillos, ayer, nadie abría la puerta. En ese portal vivía Tomás Felipe desde que se divorció, hace unos cuatro años. Los vecinos seguían en el interior de sus casas, pero tras los visillos, algunos curiosos espiaban la visita de cámaras y periodistas que invadió la localidad.

Mientras, en San Agustín de Guadalix imperaba la calma. Las pocas personas que se veían por la calle decían haber "oído algo", sin más detalles. Según fuentes de la Plataforma por la Zona Norte, los detenidos en esta población de casi 9.000 habitantes fueron en su mayoría dominicanos que traficaban con droga en un parque del lugar.

Incendio El Molar Madrid
Fachada de la iglesia de la plaza de El Molar.

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