La Sociedad Pública de Alquiler rebaja tarifas y reduce plantilla

La Sociedad Pública de Alquiler (SPA) es un hervidero. La entidad, que nació para fomentar un mercado que ofreciera garantías a los propietarios que pusieran sus pisos en alquiler, lleva un mes en estado de provisionalidad. Nieves Huertas llegó en junio procedente de Sacyr para hacerse cargo de una sociedad que cerró 2007 con unas pérdidas de siete millones de euros y que en sus casi cuatro años de existencia tan sólo ha facilitado la firma de 7.500 contratos de alquiler. Para empezar, Huertas -que prepara un cambio de modelo tras el verano- ha anunciado que reducirá las tarifas que cobran los agentes inmobiliarios, y ha puesto en marcha una reducción de plantilla. La SPA tiene unos cincuenta empleados.
Fuentes de la SPA consideran que los despidos decretados por Huertas -el último ha sido el del director de operaciones, Carlos Fernández- y los cambios unilaterales en las condiciones acordadas con aseguradoras y agentes inmobiliarios van dirigidos a desmantelar la sociedad tal y como nació. Lo que se creó como un impulso a la colaboración público-privada para impulsar el alquiler, dicen los críticos, camina hacia una privatización encubierta.
En la SPA responden que esas medidas persiguen reducir gastos por el abultado déficit. "Lo que se haría en cualquier empresa privada", añaden. Ante las dudas sobre el nuevo modelo de gestión, responden que la presidenta dará a conocer sus planes a la vuelta del verano.
Los más perjudicados por la nueva coyuntura son el medio millar de agentes a los que la SPA ya ha comunicado que piensa reducir las tarifas que cobran. Esos profesionales han facturado unos mil millones de euros desde la creación de la SPA, pero sus honorarios disminuirán sensiblemente con los nuevos precios. También varía el cliente al que va dirigido este ente que depende del Ministerio de Vivienda. La idea de aumentar los meses de fianza obligatoria hace que se aleje de los inquilinos de renta media-baja.
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