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Reportaje:

El suicida que nunca existió

Una juez de Tarragona archiva el caso de la explosión que causó cinco muertes en 2005 y descarta que fuera intencionada

La explosión de gas que causó cinco muertos en Tarragona el 10 de noviembre de 2005 fue fortuita y no la originó una de las víctimas. El Juzgado de Instrucción número 6 de aquella ciudad ha archivado las diligencias del caso y ha exculpado de cualquier responsabilidad a Josep Xavier Biendicho, ocupante del tercer piso del número 72 de la Rambla Nova, en el que se produjo la explosión. El suceso también acabó con la vida de una mujer y sus tres hijos, que vivían en la planta cuarta.

Tanto el informe de la policía científica como los emitidos a petición de dos compañías de seguros responsabilizaban a la víctima de la explosión, pero la juez no les concede credibilidad. Por el contrario, la magistrada considera que el hecho de que se encontrara un encendedor junto al cadáver no basta para acusar a Biendicho, porque era fumador y tenía un cigarrillo. El auto precisa que después de tres años de investigación "no se ha podido determinar la causa de la acumulación de gas que posibilitó la explosión" y asegura que el cúmulo de hipótesis de la policía "no tiene base científica alguna ni dato que las sustente", incluida la provocación intencionada por parte de Biendicho.

La juez sostiene que el informe policial no determina cómo se produjo la acumulación de gas que derivó en la explosión ni el lugar donde se produjo la fuga o la "insinuada manipulación en la canalización de gas que la podría haber provocado, así como el modo de producción". No existe "ninguna evidencia" de ello, dice la resolución judicial.

"Tampoco cabe deducir un comportamiento suicida" de Biendicho, añade la juez, porque no se ha demostrado que tuviera una "situación anímica" en ese sentido. Así lo explicaron ante la juez el psiquiatra que le trataba y sus familiares, quienes coincidieron en que "estaba muy animado" y con proyectos futuros, a pesar de su separación matrimonial. Si el hombre hubiera querido quitarse la vida, habría utilizado otro método distinto, añade la juez, porque era licenciado en biología y sabía que no lo lograría son la inhalación de gas. "Hace tres años vivimos un calvario, tuvimos que venirnos a vivir a Barcelona, pero ahora se ha demostrado que nada de lo que se dijo entonces sobre mi hermano era cierto", explica María Teresa Biendicho, hermana de la víctima.

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