Obama se centra

Barack Obama ha adoptado en los últimos días posiciones que parecen indicar un giro hacia el centro. El aspirante demócrata a la Casa Blanca ha apoyado decisiones del Tribunal Supremo de corte conservador (sobre la pena de muerte en casos de violaciones a menores y sobre el debatido derecho a las armas personales) y se ha mostrado favorable a conceder financiación federal a organizaciones religiosas para programas sociales por cuenta del Estado. También ha votado a favor de ampliar la facultad del Gobierno de intervenir las comunicaciones de ciudadanos sospechosos de colaborar con potencias extranjeras u organizaciones terroristas, e incluso ha mostrado dudas sobre la viabilidad de cumplir su promesa de retirada de Irak en 16 meses.

Tales actitudes revelan una clara intención de ampliar la base electoral de su candidatura, y evidencian las sospechas de que la coalición ideológica y social que le ha aupado hasta la nominación no resulta lo suficientemente robusta para llevarle a la presidencia. Con sus decisiones, Obama busca ganarse a la clase media blanca situada entre republicanos y demócratas; reconciliarse con el electorado potencial de Hillary Clinton, especialmente hispanos, y cortejar a los llamados "votantes de valores", para quienes las cuestiones morales y religiosas son decisivas. Además, intenta atraer a los militares y a los jubilados, prometiendo a éstos ayudas para que los bancos no embarguen sus viviendas en caso de impago.

Obama entiende, pues, que lo que sirvió para derrotar a Clinton no servirá para derrotar a McCain. Ante las críticas por este giro, Obama se defiende definiéndose como "progresista" y justificando la intervención estatal, pero también reafirmando sus valores religiosos y su creencia en la responsabilidad individual. Lo que confirma que el giro es real y que el resultado de las elecciones presidenciales está totalmente abierto.