Un trono de quita y pon

Todo está permitido con la excusa de Wimbledon. Puede llegar al torneo el norteamericano Justin Gimelstob, ex jugador elegido para el Consejo de la ATP, después de decir en una radio que la tenista rusa Ana Kurnikova es "una puta" a la que "desprecia" tanto que "habría deseado golpearla con una bola en el estómago hasta hacerla llorar", que la bella checa Nicole Vaidisova "es una jovencita bien desarrollada" o que las francesas Cornet y Golovin son "recipientes sexuales". No pasa nada. Gimelstob se disculpa y ya está.

Algo parecido, pero sin asqueroso tufo machista, pasa con el puesto de número uno femenino. La hierba de Wimbledon puede asistir al tercer cambio en el puesto en las últimas seis semanas. Cuatro tenistas tienen posibilidades matemáticas de ocuparlo a cada torneo que se disputa y la mejor jugadora del mundo ha fracasado en los dos últimos grandes. No pasa nada. Las implicadas, Ana Ivanovic, Maria Sharapova, Jelena Jankovic y Svetlana Kuznetsova, se disculpan en caso de fallo y ya está. Justine Henin, mientras tanto, mira y calla.

A mitad de mayo, Henin, de 25 años, anunció que se retiraba. Un gesto excepcional reflejó que su decisión era inamovible: pidió que borraran su nombre de la clasificación. La belga, ganadora de siete títulos grandes y de un oro olímpico, dejaba el tenis como número uno y no quería mantener el puesto hasta que alguien igualara sus puntos. Pensó en la historia. Y originó un drama.

Hay ejemplos. Sharapova perdió el número uno heredado de Henin a la primera, en Roland Garros. El asunto bajaba tan revuelto, sin embargo, que llegó a Wimbledon con posibilidades matemáticas de recuperar el puesto, en manos de la serbia Ana Ivanovic. Para las dos el resultado fue el mismo: agua. Sharapova perdió en la tercera ronda, su peor resultado en un torneo grande desde 2003, cuando tenía 16 años. No le fue mejor a Ivanovic, por mucho que besara la red tras salvar dos puntos de partido en la primera ronda. La china Jie, invitada, le eliminó en la tercera. "El mundo no se acaba aquí. Aprenderé de esta derrota. He pagado el precio de dos semanas de emociones", dijo la campeona de Roland Garros. "Estaba mentalmente exhausta", añadió tras convertirse en la cuarta número uno que no llega a octavos en Wimbledon. "En el fondo, lo que está pasando es lógico", explica Miguel Margets, seleccionador español. "Henin tenía un dominio muy claro y su retirada ha abierto expectativas. Las hermanas Williams, que podrían ser número uno, sólo juegan 12 semanas al año. Ivanovic es joven y necesita asentarse, aunque tenga calidad. A Sharapova le pesa la responsabilidad. Y Kuznetsova y Jankovic son dos jugadoras que están ahí por su regularidad, no porque hayan ganado muchos grandes".

La rusa, vencedora del Abierto de Estados Unidos en 2004, y la serbia, que se declara "sorprendida" por los fracasos de sus rivales, siguen de caza. Si alguna alcanza las semifinales será la nueva número uno. Si lo hacen las dos, Kuznetsova deberá mejorar el resultado de Jankovic, el Ferrari, que dice su entrenador. No pasa nada. El trono del tenis femenino volverá a estar en discusión en el próximo torneo.