Más sobre los códigos Z
Quería felicitarles por su sensibilidad al incluir en su periódico el artículo sobre el fenómeno de la psiquiatrización/psicologización de la vida cotidiana aparecido el 24 de junio.
El "mal de los insatisfechos", como ustedes lo denominan, está suponiendo un problema asistencial para los centros de salud mental y especialmente para la atención primaria, pero finalmente las personas consultan porque sufren. Un sufrimiento necesario, sano, legítimo y adaptativo y que, por ello, debe ser reorientado fuera del sistema sanitario. Una tarea nada fácil cuando además de los importantes cambios sociológicos, otros agentes participan en el desarrollo de este fenómeno.
La industria farmacéutica busca tener cada vez más clientes y amplía los límites de la enfermedad para ofertar sus pastillas que curan la timidez o nos acercan a la felicidad. Algunos profesionales sanitarios (de la mano de la industria farmacéutica o por su cuenta) encuentran su cuota de prestigio o negocio con nuevas seudoenfermedades o vendiendo la idea de que hay una forma idónea de vivir la vida basada en conocimientos científicos.
En este contexto, las administraciones públicas no se atreven a regular adecuadamente ni las prestaciones sanitarias ni la aprobación y uso de los nuevos psicofármacos y, en muchas ocasiones, los propios medios de comunicación contribuyen a crear un conocimiento frívolo y superficial de la salud mental.
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