El trabajo que viene

Para el economista austriaco Joseph Schumpeter, el problema relevante que debe explorar un investigador es cómo se crean y destruyen las estructuras existentes de las economías capitalistas y no tanto cómo se gestionan. El plantel de economistas que aportan su conocimiento en esta prolija obra de la Fundación SEPI muestra que, al menos en el ámbito de la nueva estructura del mercado de trabajo derivada de la proliferación y uso de las nuevas tecnologías, Schumpeter podría sentirse plenamente satisfecho.

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) juegan un papel enormemente importante en esa destrucción creativa, ya clásica, del proceso innovador de las economías. En el libro que nos ocupa, es el mercado de trabajo el objeto de estudio del impacto de las tecnologías de la información y la comunicación, aunque no ha sido éste el único beneficiado por el desarrollo de las mismas, a largo plazo, impactan en la productividad de las empresas y también el bienestar de los trabajadores.

Efectivamente, hace ya algunos años que la evidencia empírica no deja lugar a dudas y, por primera vez en mucho tiempo, el consenso entre los economistas es prácticamente unánime: las tecnologías de la información y la comunicación, y especialmente su uso, es un factor clave para el crecimiento de los países y las regiones, demostrándose en numerosos estudios empíricos que el mayor efecto multiplicador en la productividad empresarial proviene de un uso eficiente de las TIC y no tanto de la mera inversión tecnológica. Si además este uso viene acompañado de cambios y mejoras en la organización interna de las empresas, la innovación, la formación de empleados o la alfabetización digital de los ciudadanos, el impacto es aún mayor.

Cada capítulo de esta obra analiza el impacto de las TIC sobre estos aspectos que, a su vez, generan mutaciones (por seguir con la nomenclatura de Schumpeter) en la oferta y la demandad del mercado laboral. A ello hay que añadir de forma complementaria la importante capacidad de las TIC para lograr una mayor cohesión social en aspectos como el género y calidad del trabajo, la búsqueda de empleo, los salarios o la temporalidad. No hay que olvidar tampoco que el propio sector de manufacturas TIC y los sectores intensivos en TIC son altamente productivos y que, a su vez, han generado cambios significativos en lo referente a sus respectivos mercados laborales, especialmente con el ascenso de la externalización (outsourcing) e internacionalización (offshoring) de partes de la cadena de valor llevado a cabo por un buen número de empresas del sector TIC en todo el mundo.

Como no podía ser de otra manera, el análisis en todos los casos está centrado o complementado con referencia a España, obteniendo interesantes conclusiones, en ocasiones un tanto contradictorias o contraintuitivas con lo que se podría esperar de una economía desarrollada, pero que también evidencian el retraso de nuestro país en el proceso de incorporar las TIC y la sociedad de la información en todos sus ámbitos económicos y sociales. Ello se traduce, tal y como exponen los autores, en un significativo inconveniente para que nuestra economía adopte un nuevo modelo de crecimiento, cada vez más necesario, basado en el conocimiento, la innovación y las TIC.

No obstante, las conclusiones generales de los estudios presentes en el libro de la Fundación SEPI están en línea con algunos de los trabajos en los que se apoyan, y algunas de estas conclusiones abren la puerta a una mayor explotación de datos y exploración de resultados en la materia para el caso español. Así, en lo que respecta al análisis en España, el volumen que se presenta puede indicarse, sin duda, como un excelente punto de partida para continuar las investigaciones con el mismo espíritu schumpeteriano que los autores en este libro.

Ignacio Rodríguez Téubal es responsable de proyectos de Innovación y Tecnologías de la Información y la Comunicación de Afi.