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Reportaje:

Molins resiste

La cementera acelera su expansión exterior ante la caída de la construcción

El clan de los Molins encarna, junto al de los Masaveu, una de las escasas y tradicionales familias cementeras españolas que continúan asentadas en el negocio tras el imparable proceso de concentración que ha marcado el sector. El último ejemplo de esta deriva en pos de un mayor tamaño fue, hace dos años, la irrupción de Portland Valderrivas, la cementera de la constructora FCC, en Uniland, que supuso el repliegue del negocio de las familias Fradera y Rumeu, en una operación que convirtió a Portland en la primera cementera en España, al desbancar a la mexicana Cemex.

Los Molins, que intentaron en vano hacerse también con Uniland y hasta estuvieron a punto de abrir de nuevo su capital a nuevos compañeros de viaje para acometer la operación, recuperaron el control absoluto de la compañía hace cuatro años, cuando la francesa Lafarge vendió a la familia catalana su 40,9% para hacer frente a sus propios quebraderos de cabeza. Desde entonces, como sus rivales, han navegado en los últimos años en la euforia.

Los Molins tienen el 90% del capital y no quieren vender
El grupo participa en inversiones de 700 millones en México, Túnez y Bangladesh

España es el primer consumidor de cemento de Europa: a cada habitante le corresponden 1.241 kilos de cemento al año. No hay ningún país vecino a estos niveles, cuyo consumo medio por habitante equivale a la mitad del español o menos. España, pese a ser también el primer fabricante del Viejo Continente, importa cemento para cubrir sus necesidades. De los 56,1 millones de toneladas consumidos en 2007, unos 12 millones vinieron de fuera.

El derrumbe de la construcción, centrado en la edificación de nuevas viviendas, ha cambiado radicalmente este panorama, a pesar de que el sector confía en el tirón de la obra pública.

Según los datos de la patronal Oficemen, las ventas de cemento en España arrastran una caída acumulada de enero a mayo del 12,4%. Pero el bache de mayo, que encima fue lluvioso, fue del 18,7% sobre el mismo mes del año anterior. Las importaciones de cemento llevan un retroceso acumulado del 36%, en tendencia inversa al de las exportaciones, que en los primeros cinco meses subieron un 20%, y en mayo, un 52,7%.

"Hemos vivido unos años de consumo absolutamente desmesurado. No era normal, ha sido una locura colectiva", reflexiona Joan Molins, consejero delegado del grupo y representante de la tercera generación de la familia implicada en la gestión. La caída estimada para el conjunto del año en España ronda el 15%.

"La estructura del grupo nos permitirá capear el temporal", añade Molins, que tiene otros 10 hermanos y 40 sobrinos que aún no han irrumpido en Cementos Molins, con un negocio de 816 millones de euros y un beneficio neto de 117,8 millones. El directivo alude así al hecho de que la empresa, que en los ochenta inició su rodaje en el exterior, y siempre de la mano de socios, depende de sus ventas en España en un 62%. "Profundizar en la internacionalización es una vía para diversificar los riesgos", comenta el consejero delegado, que ante su junta general de accionistas explicó el pasado viernes planes de expansión -incluidas nuevas fábricas en México, Túnez y una nueva línea de producción en Bangladesh- que implican inversiones superiores a los 700 millones de euros para los próximos tres años.

El único país en el que no está previsto aumentar la capacidad de producción es España, aunque Molins destinará 120 millones a modernizar su fábrica de Sant Vicenç dels Horts (Barcelona).

Tras España, el mercado más importante para el grupo es México, que aporta un 38% del resultado bruto y donde la familia Molins tiene como socios, con un 33% del capital igual al suyo, a la empresa italiana Buzzi Unicom y, como socio ahora en minoría, al magnate mexicano Carlos Slim.

Por orden de importancia en el resultado, a México (donde tiene dos fábricas y pondrá en marcha una tercera que costará 180 millones) le siguen Argentina (donde tiene el 50% de Cementos Avellaneda y ampliará producción en inversiones valoradas en 40 millones), Uruguay y Bangladesh.

En este último bastión, que supuso su entrada en Asia, el grupo catalán va de la mano de su antiguo accionista Lafarge. La inversión en este proyecto de envergadura -la fábrica en Bangladesh se nutre de una cantera en la India, a la que está unida a través de una cadena de 17 kilómetros-, por ahora, le ha salido cara: cuatro meses después de que iniciara su funcionamiento, fue paralizado durante casi siete meses a la espera de una autorización que no le había sido requerida inicialmente por parte de un tribunal indio. El impacto negativo de este embrollo fue de un millón de euros, pero desde diciembre pasado, la actividad se ha reanudado sin problema, y ha generado 25,3 millones de euros de ventas.

El último salto al exterior de Cementos Molins ha sido su entrada en Túnez, donde el pasado diciembre la empresa compró el 65% de Société Tuniso Andalouse De Ciment Blanc Sotacib, que produce cemento blanco en ese país y lo exporta a Argelia, Libia y Francia. La operación le costó 86 millones de euros y aumentó su endeudamiento hasta los 140 millones (un ratio de 0,58 veces Ebitda). En ese país tiene previsto reforzar su presencia con una nueva línea que doblaría la producción de cemento blanco y una nueva planta, en 2010, para producir cemento gris.

Además de producir y vender cemento, la empresa también fabrica hormigón, áridos, morteros especiales y prefabricados a través de distintas empresas, como Promsa, con 63 plantas; Precon, con 13 fábricas, o Propamsa, con otras cuatro.

Según Joan Molins, las voluminosas inversiones previstas "no requerirán de ninguna ampliación de capital", pero ésa es una opción que la compañía no descarta si se volviera a presentar la ocasión de afrontar una compra importante, como hace dos años surgió la de Uniland. "No nos importaría tener más socios, pero para eso hace falta querer vender y nadie de la familia quiere", explica. Los Molins controlan el 90% del capital.

Instalaciones de fabricación de cemento del grupo Molins en Sant Vicençs dels Horts.
Instalaciones de fabricación de cemento del grupo Molins en Sant Vicençs dels Horts.SUSANNA SÁEZ

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