_
_
_
_

Como en Ibiza, pero sin playa

Festivales y manifestaciones se suceden en el centro a pesar del calor

Rebeca Carranco

Con el sol cayendo a plomo, unas 500 personas se concentran a las seis de la tarde en la Cibeles. Con 34 grados, daban ganas de tirarse a la fuente, pero los congregados, en biquini, sin camiseta, como si fueran a la playa, estaban ahí para bailar y beber en el Drum Parade, la cuarta edición del festival "lúdico-músico-artístico", según el cartel del evento.

Seis carrozas cortaron el paseo del Prado.

Pero no fueron los únicos gallardos que recorrieron ayer el centro, con el sol en el cogote. En la plaza de Callao, a las 19.30, unas 50 personas se manifestaron por la visibilidad de las lesbianas. Una hora y media más tarde, otro centenar de valientes se reunían en la plaza de Santa Cruz, al lado de la plaza Mayor, en defensa de que el Día del Orgullo Gay se celebre el 28 de junio, y en contra del Congreso Mundial del Petróleo, que se celebra hoy.Los extranjeros no paraban de hacer fotografías, los coches que se cruzaban con las carrozas hacían filigranas para no atropellar a ningún joven, los policías corrían a cortar el paseo del Prado en sentido Atocha... Ayer se celebró en el centro de Madrid la cuarta edición del Drum Parade, una suerte de festival en defensa del uso del espacio público para la cultura musical y la riqueza de expresiones artísticas, basado en la fiesta de la música electrónica Love Parade, de la ciudad de Berlín.

Pero muchos jóvenes no parecían enterarse. "¿Que qué es? ¡Una excusa para emborracharse!", explicaba uno de los participantes mientras movía el cuerpo al ritmo de la música electrónica que salía de las carrozas.

Algunas pertenecían a bares madrileños y dentro estaban los pinchadiscos habituales del local. "Aquí, ¿dónde están los chinos?", bromeaba una joven. Pero su comentario venía al caso porque, de haberse puesto el sol, el paseo del Prado podría haberse pasado por la plaza del Dos de Mayo en la fiesta con el mismo nombre, o Colón, en un partido de la selección española, aunque menos concurrido.

Malabares, acrobacias, juegos con fuego... El festival, además de música, ofreció otros espectáculos. Entre los que tuvieron más éxito estuvo la tamborrada de Samba de Rúa, que estaba delante de las carrozas, en una especie de cabeza de manifestación. De las seis de la tarde a las nueve de la noche, los coches y los jóvenes bajaron lentamente hasta Atocha. Allí les esperaba un autobús para acercarles a la Drum Party, en los salones Presidente, donde podrían continuar la fiesta hasta las siete de la mañana de hoy.

Mientras, en Callao, se concentraban medio centenar de mujeres. El fin era celebrar una manifestación a favor de la visibilidad lesbiana, por la celebración del Día del Orgullo Gay, que era ayer (aunque en Madrid, la gran fiesta este año es el 5 de julio).

Marcha por Preciados

Buscando la sombra de la calle de Preciados, por donde transcurrió la marcha que acabó en Sol, Charlotte, inglesa de 21 años, explicaba que se había enterado de la cita por un cartel en el barrio de Chueca. "Necesitamos el apoyo de la gente para salir del armario sin miedo", asegura. En cambio, María Dolores, de 55 años, se encontró con la marcha de sopetón, y se sumó. "Cada uno es como es y sólo tenemos una vida, para vivirla como nos dé la gana", balbuceó, mientras rebañaba una tarrina de helado de chocolate, cogida del brazo de su marido.

Una hora y media más tarde empezaba otra manifestación, del Bloque Alternativo. Su protesta era en contra de la "mercantilización" del Día del Orgullo Gay. "Queremos que se celebre el 28, que es el que toca, y que no se exhiba publicidad en las carrozas como se hace", explicó David, uno de sus portavoces. En la marcha incluyeron la protesta por el Congreso Mundial del Petróleo, que se celebra de hoy al jueves.

Uno de los muchos asistentes disfrazados que desfilaron por el paseo del Prado, en la <b><i>Drum Parade</b></i>.
Uno de los muchos asistentes disfrazados que desfilaron por el paseo del Prado, en la Drum Parade.ÁLVARO GARCÍA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_