La Directiva de Retorno
He leído con mucho interés el artículo de mi colega y amigo Guardans sobre la Directiva de Retorno. Y me ha sorprendido la virulencia del ataque contra quienes (206 votos en contra y 109 abstenciones por 367 a favor) votamos en contra dicha directiva que ha sido fuertemente contestada por todas las ONG que trabajan de forma continuada con los inmigrantes, la Iglesia, el Alto Comisariado de Refugiados, 44 países de América Latina y África, todos perjudicados por el "instinto de Astérix".
No hay ninguna regla común sobre inmigración legal en la UE. La primera directiva en materia de inmigración aprobada no sólo por los gobiernos sino por el Parlamento Europeo es la que define cómo echar más fácilmente a los emigrantes. ¿Por qué tanta prisa? Los Estados miembros quieren utilizar rápidamente los 700 millones de euros del fondo europeo para las expulsiones / retorno. El PE se plegó a tanta urgencia, se rompió la tradicional mayoría progresista que incluye el grupo de Guardans y el grupo socialista y aceptó el chantaje de los gobiernos en los mismos días en que 140 personas murieron en el Mediterráneo.
Los argumentos de Guardans son detalles que en parte ocultan la realidad: esta directiva no tiene nada que ver con el asilo; las garantías de procedimiento no quitan el hecho de que se acepta que gente que no ha cometido crímenes esté detenida durante 18 meses (no hay ninguna condición particular, por esto, deciden los Estados) y que niños no acompañados puedan ser detenidos y expulsados incluso en países de tránsito, en simpáticos lugares como Libia o Marruecos. Por nueve países que no tienen reglas de detención, los otros 18 tienen periodos que van entre los pocos días y los tres meses. Tres de esos nueve países (Irlanda, Dinamarca y Reino Unido) tienen opting-outs y no aplicarán la directiva. Además, se prohíbe al emigrante expulsado volver a entrar por cinco años. Como criminales.
Guardans dice que le gustaría que en este tema las sociedades y los parlamentos fueran más sensibles. Rara lógica. Con su voto no ha hecho otra cosa que reforzar a gente como Berlusconi o Bossi. Ahora, todos contentos, utilizan Europa para justificar sus políticas represivas y generadoras de criminalidad y clandestinos.
La realidad es que si socialistas y liberales no hubieran votado esta directiva, el procedimiento legislativo hubiera seguido. Quizás no hubiéramos ganado, pero no hubiéramos perdido tanto en términos de credibilidad y de justicia, y hubiéramos puesto al Parlamento Europeo en una posición de resistencia frente a una política de criminalización de los emigrantes y de fronteras cerradas que no sirve para reducir la ilegalidad y ni para frenar la inmigración.
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