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LO QUE USTED NO VIO | EUROCOPA 2008 | La otra mirada
Columna
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La mili de Luis Enrique

Luis Enrique andaba preocupado en aquellos días porque, nada más finalizar el Mundial, se tenía que ir a la mili. Pensábamos que eso no debería ser un problema para un futbolista que, entonces, jugaba en el Real Madrid y era internacional. Entendíamos que iba a pasar pocos días en el cuartel. Ganar a Italia, para él, tenía un doble premio: pasar a las semifinales y retrasar la incorporación a filas. José Luis Garci formaba parte del equipo de comentaristas de TVE en el Mundial de Estados Unidos por expreso deseo del director de la cadena, Ramón Colom, para dar el toque especial que el campeonato adquiría al celebrarse en un país tan ajeno al fútbol, pero tan extraordinario en el tratamiento de todo lo que sea un espectáculo.

"Eso te lo arreglo yo. Voy a llamar al general Méndez Leite. Tú, a pensar en el partido", le dijo Garci

Garci, con un sombrero de paja que se había comprado y al que no le quitaba la etiqueta para demostrar que era nuevo, acompañado de su inseparable Olivetti typewriter, en presencia del padre de Fernando Hierro, hombre entrañable que compartió con nosotros muchos ratos muy divertidos, se tomó a broma lo de la mili y, mientras tomábamos un café en el hotel, le dijo a Luis Enrique: "No te preocupes, que eso te lo arreglo yo. Voy a llamar al general Méndez Leite y todo solucionado". A Luis Enrique no sé si le hizo más ilusión escuchar esas palabras de Garci o que Clemente le confirmase que iba a ser titular frente a Italia. ¿Así? ¿Tan fácil? "Que sí, hombre; que eso te lo arregla Méndez Leite en un minuto y, ahora, tú, a pensar en el partido y nosotros nos vamos a Cambridge". "Sí, pero antes comemos", dijo Pepe, el padre de Hierro.

Cambridge es una pequeña ciudad, casi un barrio de Boston, donde se encuentra una de las universidades más prestigiosas, Harvard. Durante la semana de exámenes finales, existe una tradición que se remonta al 21 de abril de 1957 y que consiste en la exhibición de la película Casablanca en el famoso Brattle Theatre, situado en el número 40 de Brattle Street. Garci y Casablanca. Estaba cantado que era una visita obligada. El Brattle Theatre puede pasar inadvertido a cualquier turista que se pase por allí, pero, con tan singular cicerone, fue una experiencia única. Lo mismo que el día que nos llevó al café Carlyle, en Nueva York, donde Woody Allen tocaba el clarinete algunos lunes con sus amigos. Lástima que España no llegara a Los Ángeles, sede de la final. Se perdieron Sunset Boulevard, Malibú, Hollywood, Beverly Hills... Y Méndez Leite dejó de ser general para volver al cine. Luis Enrique regresó a España con la nariz rota, eliminado y con la mili esperando. Pero esos males fueron efímeros. Le arreglaron la nariz, la mili no fue tan mala aun sin nuestro general y el fútbol le devolvió la felicidad en el Barcelona y en la selección.

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