Patronales y sindicatos fomentarán los 'bancos de tiempo' en las empresas
El Gobierno catalán promueve medidas de flexibilidad horaria en el trabajo
Intercambiar tiempo de trabajo con los compañeros de la oficina o de la fábrica, en función de las necesidades propias y de las necesidades de la empresa, es una de las recomendaciones que empresarios y sindicatos catalanes acaban de consensuar para fomentar una organización del trabajo más flexible. Son los llamados bancos de tiempo en el trabajo: unos empleados ceden horas en épocas en que requieran más tiempo y otros se las trabajan, aunque al cabo de un tiempo se cobrarán las que se les deba. Al año, debe cubrirse un cómputo global de carga de trabajo.
Las medidas de flexibilidad consensuadas por los agentes sociales tras largos meses de reuniones -arropados por una cuarentena de expertos y espoleados por el Gobierno catalán- no son vinculantes, pero todas las partes confían en su impacto.
Los expertos prevén dificultades para aplicar las medidas consensuadas
"El apoyo de empresarios, sindicatos, Generalitat y expertos abre la vía para que pueda negociarse la flexibilidad en la negociación de convenios. Ahora veremos de verdad si existe voluntad real o no de entrar en los usos del tiempo", resume la situación Raquel Gil, secretaria de Política de Mujer e Igualdad de UGT de Cataluña.
El paquete de medidas incluye, además de los bancos de tiempo en la empresa y las bolsas de horas, la flexibilidad en las horas de salida y de entrada, dar facilidades para que el empleado pueda trabajar parte de su tiempo desde casa, favorecer una compactación de la jornada laboral, la creación de puestos de trabajo compartidos entre dos trabajadores o, incluso, la fijación de horarios y duración tope para las reuniones.
También se recomiendan permisos y servicios al trabajador, de hasta seis días al año, para hacerse cargo del cuidado de los hijos y familiares dependientes, además de la investigación sobre las desigualdades en los usos del tiempo en las tareas de la vida diaria entre hombres y mujeres y la inclusión de la formación en horario laboral.
"La Generalitat no puede imponer por decreto cómo tienen que organizarse las empresas, pero el consenso alcanzado será tenido en cuenta a la hora de incorporar propuestas en nuestras políticas, especialmente en materia de conciliación de las vidas personal y laboral", avanza Sara Berbel, directora general de Igualdad de Oportunidades.
En plena polémica sobre el proyecto de directiva europea que permite acuerdos individuales voluntarios para alargar la semana laboral hasta 60 horas, los avances prácticos no serán fáciles. La patronal Fomento del Trabajo señala la tendencia hacia la anualización del tiempo de trabajo. En 1984, el total de convenios sectoriales recogieron, de media, 1.798 horas de trabajo, cifra que bajó a 1.748 horas en 2007. Para los empresarios, "el problema no es tanto el tiempo de trabajo total sino la redistribución horaria", apunta José Miguel Beneroso, del Departamento Laboral de Fomento.
"Es cierto que es la primera vez que los sindicatos aceptan hablar de flexibilidad horaria y estamos, sobre todo, creando una sensibilidad, pero soy escéptica sobre cómo llevar las medidas a la práctica, porque iniciativas como los bancos de tiempo serían una revolución, no está claro hasta qué punto encajan con la legislación laboral española", confiesa Consuelo León, representante de la escuela de negocios IESE en el Foro Catalán de Expertos para un Reparto Igualitario del Tiempo de Trabajo, marco en el que se han pactado las citadas recomendaciones.
El problema nace por el cómo aplicar las medidas flexibles. "Estamos de acuerdo en potenciarlas, pero siempre que se consensúen con la plantilla. No puede ser que, sin preaviso, el trabajador deba poner a disposición de la empresa su tiempo, que la flexibilidad sólo sea potestad de la empresa", advierte desde CC OO de Cataluña Carme López.
La patronal habla de "equilibrio" entre el entorno de producción y la organización de la vida personal. En palabras de Beneroso, "este equilibrio debe atarse a través de la negociación colectiva. La introducción de bancos de tiempo o fórmulas similares pueden ser muy favorables por la situación cambiante que plantea la globalización, pero deben abordarse caso por caso".
Rosa Maria Dumenjó, directora de la Fundación Maira Aurèlia Capmany y participante del mismo foro, recuerda que la flexibilidad horaria y el teletrabajo son más sencillas de aplicar en compañías que funcionen por objetivos o en departamentos en los que no se debe atender al público en determinadas horas. Tampoco es lo mismo una gran empresa que una pyme con escaso personal. Ni si el banco de tiempo es individual o global de la empresa.
Llegar una hora y media más tarde
Cada lunes, a las 7.30 horas de la mañana, todos los comerciales de TQ Tecnol se reúnen para abordar los objetivos de la semana que les espera. Luego, ya no se ven más.
Esta compañía de Reus, conocida por sus acciones sociales, es de las que en Cataluña coquetea con la flexibilidad, un concepto en el que fabricantes de coches como Seat innovaron hace unos años con su sistema de bolsas de horas en función de la demanda.
"Los empleados con hijos pueden llegar hasta una hora y media más tarde o más temprano e irse una hora más tarde o más temprano", explica el director general de Tecnol, Xavier Martínez. La empresa, de 750 empleados, subvenciona el catering del comedor, que, como los gimnasios y los servicios de guardería, son facilidades que las empresas consideran que permiten ahorrar tiempo en desplazamientos al trabajador. "También pagamos el 90% de la formación que tiene que ver con el trabajo y el 60% de la que no tiene nada que ver", añade.
Las medidas sociales van ligadas a la conciliación de los usos del tiempo. "En una empresa industrial es difícil aplicar jornadas flexibles", confiesa Toni Garcia, director de Recursos Humanos de Envasos del Vallès, que emplea a 145 personas Y fabrica envases plásticos para la alimentación y láminas de plásticos. En las oficinas, el margen de goma es de media hora en la entrada y la salida. La compañía asegura que no pregunta el motivo y dice sí cada vez que un empleado le pide acogerse a una jornada reducida, ya sea para formarse o por cuestiones personales. "Ajustamos las necesidades productivas, aunque si todos lo pidieran a la vez no podríamos satisfacer esta demanda", añade García. Entre quienes lo han pedido figura un responsable de planta.
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