"¡Ahí fuera se están zurrando!"
Alarde de organización, ambiente deeuforia, y unos invitados muy cabreados
Primera media hora del congreso del PP y ya se llega a las manos. Pero no entre los dirigentes, sino entre cientos de invitados y personal de organización que intentaba impedir que entraran al plenario por una de las dos puertas habilitadas. "¡Ahí fuera se están zurrando!", avisaba sobre las cuatro y media un joven de la organización que, en la puerta, ya discutía a gritos con decenas de personas agolpadas como para entrar a un concierto de rock. "¿Pero quién ha organizado esto?", era el grito de una chica, paradójicamente, de la organización.
La confusión había surgido porque, en un principio, se colaron -sin saber que se colaban- algunos invitados (hay más de 3.000) entre los compromisarios que asistían a la inauguración en el plenario. No debían estar allí, ya que lo primero que se hace es votar a mano alzada la composición de la mesa que gobernará el congreso, y ellos no deben poder votar. Pero, una vez allí, esperaban a sus amigos y familiares, y no entendían por qué se les impedía el paso. "¡Mi mujer está ahí fuera! ¡Tiene un problema en la pierna!", clamaba un hombre mayor, enrojecido del esfuerzo. Fuera, cundía la impaciencia y el desconcierto de ver que la sesión empezaba sin ellos.
Los compromisarios de Castilla-La Mancha van sacando pecho
Algunos asistentes se colaron sin saberlo en la zona de votaciones
A codazos se abrió paso, hasta que empujó hacia dentro al servicio de seguridad, un tipo de mediana edad con bigote que aseguró haber sido "vicesecretario nacional muchos años". Los gritos pasaron a los empujones y a un "¡llama a seguridad!" que sonó a película de abogados ante el asombro de las azafatas del congreso. Llegó seguridad, y con ellos un responsable de protocolo del PP que todavía discutía con el energúmeno cuando por fin llegó a la puerta la orden de dejar entrar. Se acababa de producir la votación. Eran las cinco menos diez, y una legión de invitados entró en el plenario agotada de esperar y empujarse.
Los que no estuvieran en esa puerta y en ese momento recordarán una organización, por otra parte, intachable. El PP tomó la Feria de Valencia de arriba abajo, aunque en la cabina del "Responsable del Pabellón" le bajaban la euforia al que quisiera preguntar. "Estamos acostumbrados. Aquí, cuando es la Feria del Mueble, tenemos la misma gente o más".
En Valencia habrá 800 periodistas acreditados pero los puntos de atención son tantos y hay tanto dirigente suelto por los pasillos, que el supuesto nuevo hombre fuerte del PP, Javier Arenas, al día siguiente de ser nombrado dio una rueda de prensa a las 12.30 de la mañana y acudieron seis personas. Con su jefe de prensa, siete. Localizar a Rajoy es fácil. Sólo hay que subir a una planta alta, mirar hacia abajo por el inmenso patio de la Feria, y localizar una nubecilla concentrada de personas que se mueven por el fondo.
El PP ha desterrado el rojo de su logo, y el azul Europa invade los 48.000 metros cuadrados de congreso. Destaca el rosa de una "zona de mujeres", con seis consolas Wii en las que uno no se imagina a los dirigentes del PP salientes.
Dice Ramón Luis Valcárcel en la tribuna que la media de edad del compromisario son 47 años. Entre las curiosidades, cuenta que al PP también le dicen que no: ninguna empresa aceptó el encargo de escanear las 2.500 enmiendas para enviárselas a los compromisarios. Lo hizo la gente del partido y fueron enviadas por correo electrónico. "Se evitaron siete millones de folios", dijo Valcárcel.
El comentario es que los de Castilla-La Mancha van por los pasillos sacando pecho. "¿Por qué no?" es el nuevo lema de pasillos del PP. ¿Por qué no De Cospedal? ¿Por qué no se va a dialogar con quien sea? Alguien lo lleva más lejos y hace una pintada en la pared del chill-out. "¿Por qué no Nuevas Generaciones hasta los 40?".
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