Llora Portugal, sueña Ronaldo
El Manchester United insiste en que no negociará con nadie el traspaso del portugués, que anunció su deseo de ir al Madrid nada más caer su selección ante Alemania
La hinchada del Manchester United festejaba su tercera Copa de Europa, lograda el pasado mayo en Moscú, cuando en cuestión de minutos Cristiano Ronaldo rebajó la euforia al no declarar su amor al club con el que tiene contrato e insinuar sus flirteos con otros. La afición portuguesa lamentaba la eliminación ante Alemania en la Eurocopa, el jueves, cuando Cristiano Ronaldo, recién duchado, lejos de solidarizarse con el disgusto de su gente, puso el acento en sus coqueteos, esta vez de forma más evidente, aunque sin citar al Real Madrid. "Hay grandes posibilidades [de que fiche]; el tren [del Madrid] pasa una vez en la vida y todos, incluido el Manchester, saben lo que quiero y con lo que soñamos mi familia y yo".
"El tren pasa una vez en la vida, y todos saben lo que quiero", dice el delantero
Al jugador le queda ahora ablandar a Ferguson, que niega que esté en venta
El portugués, tanto en la victoria como en la derrota, no ha hecho un paréntesis con su futuro. Encumbrado el United, sin darse un respiro, creyó que podría cortar el cordón umbilical; descarrilado Portugal, no hubo fado alguno. En las buenas y en las malas, Ronaldo, de 23 años, miró al frente. En un caso, cuando el podio se lo había procurado la institución que le paga; en el otro, cuando acababa de sucumbir con el país que le acunó.
Si tras el destemple de Moscú Alex Ferguson, el que fuera su canguro y ahora técnico en el Manchester, montó en cólera contra el Madrid, después del quite en Basilea ha sido la entidad -o sea, Ferguson con un sello oficial- la que ha terciado. El United hizo ayer público un comunicado. "Tras las conjeturas en la prensa de este viernes [por ayer] sobre el futuro de Cristiano Ronaldo, el club pasa a reiterar su postura sobre el asunto: el United no escucha ofertas". "Ronaldo", se agrega en la nota del Manchester, "ha sido continuamente vinculado al Real Madrid. Sin embargo, el club confirma su postura y no escuchará ofertas".
Al conocer el mensaje, fuentes del Real Madrid sostuvieron que nada ha cambiado tras las palabras de Ronaldo en el tercer tiempo y la respuesta de su club: "El jugador quiere venir y el Madrid que venga, pero el United se niega y, hoy por hoy, su posición es clara. Todo apunta a que el asunto va para largo". "Si no quieren vender, no hay nada que negociar. Pero, si llegáramos al puente, veríamos cómo está el río", apostillaron dichas fuentes en referencia a una posible apertura de negociaciones en las que habría que comprobar cuáles son las exigencias económicas del Manchester.
El Real Madrid había deslizado que el jugador tendría que proclamar su deseo en voz alta, lo que ya hizo recién eliminada Portugal. Ahora tendrá que maniobrar con Ferguson, contrariado por el pulso de un futbolista que considera que le debe su mecenazgo. El manager escocés le fichó en el verano de 2003, cuando tenía tan sólo 18 años, tras pagar más de 18 millones de euros al Sporting de Lisboa. Ferguson administró su alumbramiento con el United, con el que ha pasado de marcar seis goles en todas las competiciones en la primera temporada a 42 en la que acaba de concluir. El 12 de abril de 2007, Ronaldo, que cobraba 4,2 millones netos, firmó recibir 4,6, unos 180.000 euros semanales. Ahora, si Ferguson, quién sabe si obligado por el propietario del club, el multimillonario estadounidense Malcolm Glazer, conviniera negociar, la operación haría saltar la banca del fútbol mundial, cuyo listón está en los 75 millones que el Madrid desembolsó por Zidane en 2001. Desde el club español se afirmaba ayer que, si falla la operación Ronaldo, "existe un plan b".
Ronaldo, un jugador de gran forraje atlético, desequilibrante como pocos, rápido, goleador y con pies de bailarín del Bolshoi, no ha resultado determinante en esta Eurocopa, a la que llegó como el futbolista más admirado del planeta. Tampoco fue capital en la eliminatoria de las semifinales de la Liga de Campeones entre el United y el Barça y en la final ante el Chelsea dejó huella por su gol de cabeza a Cech, ante el que luego fallaría un penalti. Pudo despedirse del encuentro con una etiqueta maldita de por vida si Terry, el capitán del equipo londinense, no se hubiera resbalado al lanzar otro penalti. De haber anotado, el Chelsea tendría su primera Copa de Europa por el fallo del portugués. Sin embargo, mejor envuelto en Manchester que en Portugal, Ronaldo ha sido decisivo en la extraordinaria temporada de su equipo.
El jugador, que se operará en los próximos días de un problema leve en el pie derecho, hace tiempo que tiene un consenso total con el Real Madrid y ahora tendrá que ablandar a Ferguson para que éste se plantee un posible concilio entre ambos clubes. A Ronaldo le representa el empresario portugués Jorge Mendes, el principal magnate de los intermediarios, el mismo que acaba de articular el fichaje de Mourinho por el Inter y el de Scolari como su sucesor en el Chelsea. El mismo que tiene a Deco y otros muchos en la sala de espera. Pero nadie le ocupa más que Ronaldo, tan ansioso por alistarse con el Madrid que no duda en aprovechar la ocasión de declararse, ya sea en las buenas (United) o en las malas (Portugal). Lo mismo da, es lo que tiene la divinidad. Lejos de lo terrenal, los dioses marcan su propia agenda. Este fútbol tan vertiginoso, efímero y mercantilizado no tiene pausas: te acuestas con el United, te levantas con el Madrid, duermes la siesta con Portugal y te desvelas con Mendes y Nike.
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