16 cadenas perpetuas para el clan más fuerte de la Camorra

Con la cúpula policial antimafia y el escritor Roberto Saviano y sus siete escoltas esperando el veredicto ante los jueces, el Tribunal de Apelación de Nápoles leyó ayer la sentencia del llamado proceso Espartaco. La investigación judicial, que se remonta a 1993 y ha acabado encarcelando a más de un millar de personas, supone un durísimo golpe para la banda camorrista más poderosa de Nápoles, el clan de los Casalesi. El veredicto, que confirmó casi todas las sentencias en primer grado recurridas en 2005 por los camorristas, incluye 16 cadenas perpetuas.

Otros 13 miembros de los Casalesi reciben penas hasta de 30 años

Los cuatro grandes jefes de la banda criminal napolitana deberán pasar el resto de sus vidas en la cárcel. Dos de ellos están ya en prisión, Francesco Schiavone, Sandokan, el gran jefe de los Casalesi, y Francesco Bidognetti, conocido como Cicciotto 'e Mezzanotte (jefe del sector de la basura). Pero otros dos siguen huidos de la justicia, Antonio Iovine y Michele Zagaria.

También deberán pasar la vida en prisión un primo homónimo de Sandokan, y sus compañeros de clan Giuseppe Caterino, Walter Schiavone, Vincenzo Zagaria, entre otros.

Para otros 13 imputados -había 31 en total-, los jueces decidieron condenas de entre dos y 30 años de cárcel. Además, elevaron la pena de nueve años de cárcel a cadena perpetua para Giuseppe Diana, y la redujeron a 30 años para Giuseppe Russo.

Espartaco, considerado como el proceso antimafia más importante de los últimos 20 años, es el resultado de una investigación conducida entre 1993 y 1998 por la Fiscalía Antimafia de Nápoles, que se enfrentó al poder de un clan que, según ha escrito Roberto Saviano, el autor de Gomorra, "constituye una de las vanguardias de la economía italiana".

Gracias al arrepentido Carmine Schiavone se ha podido conocer el alcance del imperio de los Casalesi, que han controlado durante años sectores como el tráfico de drogas, la extorsión; la recogida de basuras, frescas y tóxicas; la confección y el comercio de mercancías falsas, la construcción y la protección de comerciantes y empresarios.

También ha salido a la luz su facilidad para blanquear ese enorme flujo de dinero ilícito creando empresas de apariencia legal, y su poder para infiltrarse en la Administración, captando y drenando fondos públicos que luego son reinvertidos en todo el mundo. Las sociedades del clan -Bitum Beton, General Beton, Annunziata Calcestruzzi- han construido muchas infraestructuras de la región de Campania, entre ellas la carretera Nola-Villa Literno; la circunvalación con la autopista Roma-Nápoles, e incluso la presión de Santa Maria Capua Vetere.

"Ellos mismos levantaron la cárcel", ha dicho Saviano, "que luego ha servido para encerrar sobre todo a sus propios afiliados".

Al coordinador de la investigación, Franco Roberti, le preguntaron ayer si el caso podía ser parangonado con el maxiproceso contra la mafia siciliana que instruyó el juez Giovanni Falcone en los años ochenta, antes de ser asesinado en 1992. Roberti replicó: "Es una sentencia muy importante. En cuanto a las consecuencias, muchas cosas han cambiado desde entonces, por suerte. El Estado está más preparado para responder a eventuales emergencias que puedan derivarse de un aumento de la tensión".

Tras la lectura del fallo, Saviano prometió no bajar la guardia. "Hace falta atención, y controlar las ramificaciones del caso, que tienen que ver con los delitos de cuello blanco y las connivencias de los políticos".

En este tiempo, los Casalesi han seguido prosperando. Según la estimación de las autoridades de Nápoles, este clan maneja sumas millonarias y cuenta con inversiones en Parma, Milán, o Nueva York. También ha logrado contratos con importantes empresas del sector de la distribución de alimentos.

Schiavone, llamado Sandokan por su parecido con el actor indio Kabir Bedi, protagonista de la serie televisiva del mismo nombre, fue siempre un mafioso cosmopolita. En el proceso figuran dos mujeres estadounidenses, Kathrin Houston y Cristina Emich, suboficiales de la OTAN. Ambas fueron sus amantes. La primera fue condenada a año y medio por facilitar al jefe tres pistolas 357 Magnum.